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jueves, 19 de marzo de 2015

Que llueva, que llueva


Por fin tengo el ordenador, ahora sólo me falta echarle horas para dejarlo casi como estaba antes. Como dejé pendiente un Cantocuento basado en esa canción infantil tan conocida "Que llueva, que llueva", del que puse el soneto pero no la versión cuento, a ver si soy capaz de ponerlo todo ahora.


QUE LLUEVA, QUE LLUEVA


Puede escucharse mientras 
se sigue el texto en el 
vídeo que figura al pie


En el pueblo llevaban meses de dura sequía, así que se decidieron a hacer unas rogativas porque todas las previsiones de los meteorólogos eran desfavorables. Se convocó a todos los vecinos y, con gran solemnidad, sacaron en andas a la Virgen de la Cueva. Recorrían las calles cantando “que llueva, que lluevay al cabo de un tiempo algunas nubecillas comenzaron a asomar por allí sus cambiantes narices.
Como en cualquier otra colectividad, allí tampoco llovía a gusto de todos, siempre hay personas con intereses encontrados, y pronto comenzaron a oírse gritos de “que sí” y de “que no”. A estos gritos comenzaron a sumarse los gritos de los más golosos del pueblo que decían, “que caiga un chaparrón con azúcar y turrón”. Las consignas que circulaban entre los participantes en la procesión cada vez eran más contrapuestas y divergentes, llegando hasta la participación de un pequeño grupo de encapuchados con adoquines en mano que gritaban “que se rompan los cristales de la estación”.
Las nubes que habían asomado tímidamente sus narices; ante tal olla de grillos y en vista de que no se ponían de acuerdo, se levantaron y se alejaron de aquellos pagos para no volver en mucho tiempo, al menos hasta que los vecinos supieran lo que realmente querían y se pusieran de acuerdo en pedir lo mismo.
Al acallarse los gritos pudo escucharse a los pajarillos cantar como pidiendo agua, pero las nubes tampoco les hicieron caso a ellos.

La procesión regresó a la Iglesia sin haber conseguido su objetivo y es natural. Si al menos hubieran sacado a la Virgen de la Lluvia, o a la de las Nieves o, por lo menos a Santa Bárbara que les habría proporcionado una buena tormenta; pero no, tenían que sacar precisamente a la Virgen de la Cueva, cuando de todos es sabido que en las cuevas nunca llueve.
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En el pueblo sufrieron tal sequía
Que sacaron la Virgen de la Cueva
Y entonaron el mantra aquél "que llueva"
Bajo un sol de justicia que lucia.
 
Se nubló de repente, al fin llovía,
Fue tempestad de las que puentes lleva,
Que no recuerda ni la más longeva,
Una tormenta de lo más bravía 
 
 Fue tal el vendaval y tal pedrisco
Que en la estación rompieron los cristales,
Quedando destrozados y hechos cisco.
 
No pidas milagritos especiales
A la Virgen, San Pedro o San Francisco,
Que los bienes pueden trocarse en males.



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