Un nuevo cuento fruto del insomnio de hoy. Algunos dirán que esto no es un
cuento, que es una fábula; pero ¿qué es una fábula sino un cuento cortito? o
¿que es un cuento sino una fábula expandida? Aunque, posiblemente, me haya
visto influido por las fábulas de Iriarte que acabo de publicar.
El ave y la abeja
Puede escucharse mientras
se sigue el texto en el
vídeo que figura al pie
Le dijo el ave a la abeja:
- Ve rezando tus oraciones, porque te voy a comer. Tengo mucha hambre
A lo que le contestó la abeja:
- Pues ve rezando tú las tuyas, porque si me comes te picaré en la garganta y te ahogarás.
Pero el ave, ni corto ni perezoso, se tragó a la abeja; y ésta, antes de llegar al buche, le picó en la garganta que se le hinchó de tal modo que no pudo respirar y se ahogó.
De esta manera salieron perdiendo los dos.
Le dijo el ave a la abeja:
- Voy a comerte porque tengo mucha hambre
A lo que le contestó la abeja
- Si tienes hambre, te ofrezco un poco de miel y me dejas en paz. ¡Sígueme!
Y así lo hicieron; pero cuando más descuidada estaba el ave, la abeja le dio un picotazo donde mejor pudo y, como suele pasarle a las abejas cuando pierden su aguijón, murió inmediatamente, con lo que no ganó nada.
Nada ganó tampoco el ave, porque estuvo unos días con un gran dolor e hinchazón y se quedó hambriento y sin miel.
Le dijo el ave a la abeja:
- Siento tener que hacerlo, porque no eres plato de mi gusto, pero te he de comer porque tengo mucha hambre
A lo que le contestó la abeja.
- Si tienes tanta hambre podríamos llegar a un acuerdo: te cambio mi vida por un poco de miel.
Y así lo hicieron y salieron ganando los dos.
Es preferible un buen acuerdo - incluso un mal acuerdo - que no negociar y emplear la amenaza o la violencia.
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