Este cuadro de mi prima Marina me ha inspirado este cuento, que dedico a los personajes del cuadro y que son su nieto Mario y su prima Lydia que hoy cumple quince años. Felicidades
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Un viaje de ensueño
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Puede escucharsemientras se sigue el texto
- en el vídeo que figura al pie
- Lydia estaba con sus primos Mario y Dani jugando en la playa. Hacían un castillo de arena, el Sol picaba de lo lindo y se refrescaban en la rompiente.
- En una de las últimas paletadas de arena para terminar el mayor torreón, Mario notó algo duro y escarbó en el lecho arenoso. Asomaba el gollete de una botella, rematado por un tapón de vidrio facetado. Dani tiró de ella sacándola a la luz y vieron, con sorpresa, que se trataba de una rara botella, redonda y panzuda, de color verde botella, como es natural, que no permitía ver su contenido.
- Lydia dijo:
- - Vamos a abrirla a ver que tiene dentro.
- Mario no estaba muy convencido.
- - ¿Y si....? – comenzó a decir
- Pero Lydia ya había quitado el tapón, y una nube blanca salió por la boca y se materializó un personaje estrafalario; con turbante, taparrabos, babuchas y una pinta extrañísima, que dijo:
- - Gracias por haberme liberado. Os voy a conceder un deseo a cada uno, que en total son los tres que se dice debemos conceder. Pero, aunque quisiera, no podrían ser tres para cada uno porque en los últimos mil años me los he tenido que ir comiendo y sólo me quedan éstos tres. Espero que os gusten; se trata de un viaje para cada cual al lugar que queráis.
- Lydia, sin pensarlo nada y señalando a un punto brillante muy lejano dijo:
- - Yo me pido esa estrella de allí
- - Tú eres muy atrevida. Esa estrella está lejísimos y tiene picos, te puedes pinchar. Yo me quedo con la Luna, que está más cerquita y tiene mejores vistas.- dijo Mario
- Dani preguntó al genio:
- - ¿Me puedo guardar el deseo? Quisiera, de momento, quedarme en Tierra con un telescopio para ver cómo les va a ellos.
- El genio le respondió que sí y los envió a sus destinos elegidos.
- Lydia se encontró sentada en su refulgente estrella, a caballo de uno de sus picos y balanceando los pies. Contemplaba las constelaciones y la maravilla de las galaxias espirales.
- Allá a lo lejos podía ver, muy pequeño, al Sol. Pero la Tierra era tan pequeña que no era visible, así que no podía ver a Dani y aún menos a Mario.
- Mario se encontraba a gusto en la Luna. Daba saltos enormes y retozaba sorteando cráteres. Desde allí se podía ver: bella, azul y reluciente a la Tierra, pero tampoco podía ver a Dani.
- Le hubiera gustado tener allí sus esquíes porque habría sido genial deslizarse sobre aquellas laderas vírgenes de siglos que parecían de nieve polvo.
- Se atrevió a asomarse a la cara oculta, pero era tal la oscuridad allí que regresó rápidamente a la cara visible y se sentó en el borde de Clavius, el cráter más grande. Se imaginó ser “El Principito” reinando en su minúsculo planeta, pero la Luna no era minúscula, tenía mucho más de tres cráteres y, sobre todo, no había ninguna rosa.
- Dani, desde la Tierra, pegado al visor de su telescopio, vigilaba la Luna por si lograba ver a Mario por allí, pero era tan pequeño que no lo hubiera podido ver sobre la polvorienta superficie. No obstante disfrutó mucho con la visión de aquella superficie acribillada de redondos cráteres apagados.
- Enfocó también hacia lo que creía ser la estrella de Lydia, pero sólo pudo ver un punto brillante no más grande que una canica.
- Recorrió el espacio y creyó descubrir, entre las constelaciones, a la Osa Menor con la Estrella Polar al extremo de su cola.
- Todo iba muy bien hasta que la Luna cambió de fase y comenzó a menguar y menguar. Mario, al ver que se iba quedando sin espacio en que apoyar los pies, se agarró a uno de los cuernos y se quedó colgando en el vacío hasta que, con la Luna Nueva, desapareció su asidero y comenzó a caer vertiginosamente, dando vueltas en el espacio ingrávido y sintiendo el mareo en el estómago, unas cosquillas como si tuviera cientos de mariposas. hasta que....
- Los tres se despertaron a un tiempo. ¿Había sido un sueño? Es posible, pero podría afirmar sin temor a equivocarme, que no les disgustaría volver a repetirlo.
- Comentaban qué harían si se volvía a repetir el sueño y Lydia dijo:
- - A mi no me importaría volver a la misma estrella. Se estaba tan bien, y había una paz...
- - Pues yo me pido una estrella cerca de la tuya – dijo Dani
- - Yo con la Luna y la caída ya he tenido bastante, necesito tierra firme bajo mis pies, así que me pido el telescopio de Dani.
- Salieron al pasillo y dijo Mario muy exaltado:
- - ¡Mirad qué cuadro ha pintado mi yaya!
- Y se quedaron boquiabiertos contemplándolo. Aquello era justamente lo que acababan de vivir.
- - ¿Tu yaya adivina sueños? – dijo Lydia
- - No, es que los artistas tienen eso – sentenció Mario.
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