FÁBULAS VARIAS APRENDIDAS EN LA ESCUELA
Quiero recordar aquí las fábulas que se me quedaron en la memoria cuando iba a la escuela (las pocas veces que no hacía novillos escondiéndome en el Cerrete hasta juntarme con los demás cuando salían). Las escribo tal como las recuerdo y creo que mi memoria es, sorprendentemente en este caso, bastante fiel. Incluyo aquí las seis que mejor recuerdo y son de autores diferentes. Más adelante iré poniendo una muestra de fábulas de éstos y de otros autores conocidos o poco conocidos.
Puede escucharse mientras
se sigue el texto en el
vídeo que figura al pie
se sigue el texto en el
vídeo que figura al pie
LA AMETRALLADORA
Con esta ametralladora,
dijo el sabio Sisebuto,
mil disparos al minuto
y sesenta mil por hora
¡Qué gloria será la mía!
si esta máquina potente
llega a matar...buenamente
un millón de hombres al día
proclamarán su bondad
en las más lejanas tierras
y así acabarán las guerras
¡¡¡Y TAMBIÉN LA HUMANIDAD!!!
Ossorio
ELGUSANO DE SEDA Y LA
ARAÑA
Trabajando un gusano su
capullo,
la araña, que tejía a
toda prisa,
de esta suerte le habló
con falsa risa,
muy propia de su orgullo:
«¿Qué dice de mi tela el
seor gusano?
Esta mañana la empecé
temprano,
y ya estará acabada al mediodía.
¡Mire que sutil es, mire
que bella!...»
Y el gusano, con sorna,
respondía:
«¡Usted tiene razón; así
sale ella!»
Iriarte
LA CARAMBOLA
Pasando por un pueblo un maragato
llevaba sobre un mulo
atado un gato,
al que un chico,
mostrando disimulo,
asió la cola por
detrás del mulo.
Herido el gato, al parecer sensible,
pegole al macho un
arañazo horrible;
y herido entonces el
sensible macho,
pegó una coz, y derribó
al muchacho.
«Es el mundo, a mi ver, una cadena,
do rodando la bola.
el mal que hacemos en
cabeza ajena,
refluye en nuestro mal,
por «carambola».
Campoamor
LA MONA
Subió una Mona a un
nogal,
y cogiendo una nuez
verde,
en la cáscara la muerde;
lo que le supo muy mal.
Arrojola el animal,
y se quedó sin comer.
Así suele suceder
a quien su empresa
abandona
cuando halla, como la
mona,
un principio que vencer.
A un panal de rica miel
dos mil moscas acudieron;
que, por golosas, murieron
presas de patas en él.
Otra dentro de un pastel
enterró su golosina.
Así, si bien se examina,
los humanos corazones
perecen en las prisiones
del vicio que los domina.
Samaniego
Los gatos escrupulosos
Esta fábula y sus dos
protagonistas me
inspiraron un cuentecillo
que puede leerse AQUÍ
¡Qué dolor! por un descuido,
Micifuz y Zapirón
se comieron un capón
en un asador metido.
Después de haberlo lamido,
trataron en conferencia
si obrarían con prudencia
en comerse el asador.
¿Lo comieron?, No señor,
era un caso de conciencia.
Samaniego
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