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martes, 19 de mayo de 2015

La rosa del cementerio

Otro cuento antiguo que un día me contó mi primo Juan Moreno, QEPD



LA ROSA
DEL CEMENTERIO


Puede escucharse mientras 
se sigue el texto en el 
vídeo que figura al final


Había en un pueblo la costumbre de apostar cosas; ya sea invitaciones, una cuerva o incluso unas perricas. 
Un buen día, estando reunidos unos amigos, dijo uno: 
- En el cementerio hay un rosal que ahora está en flor, a ver quien es el valiente que entra por la noche y trae una rosa.
El sastre del pueblo, que era un tanto fanfarrón dijo:
- Yo lo haría pero a ver qué os apostáis.
Se pusieron a discutir y al final ajustaron la apuesta en una arroba de vino.
El sastre preparó las tijeras para cortar la flor y se coló en el cementerio saltando la tapia y una vez andados unos pasos notó que le sujetaban por la ropa.
Fue tal el susto que se quedó quieto y dijo:
- Si yo no vengo a haceros daño, podéis seguir descansando en paz
Pero la cosa no soltaba su presa.
Los compañeros al oírle decir aquello y pensando que lo había cogido un muerto, salieron a escape para sus casas muertos de miedo.
Así estuvo toda la noche y cuanto más estiraba más fuerte era el agarrón y volvía a decir:
- Si yo no vengo a haceros daño, podéis seguir descansando en paz, pero soltadme por favor y me marcharé en seguida
Cuando ya empezaba a clarear se atrevió a mirar de reojo y comprendió que se había engarranchado en una zarza y, sacando las tijeras, le dio a los tallos que le aprisionaban, ¡zas, zas!, tales tajos que quedó libre. Entonces, encarándose a la zarza le dijo:
- ¿Has visto?, pues si hubieras sido un hombre te habría hecho lo mismo.

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