PÁGINAS RECOMENDADAS

jueves, 2 de abril de 2015

Fábulas de otros


Aparte de "La ametralladora" de Ossorio publicada en:
Aquí se presentan unas obras de diversos autores 
que cultivaron, más o menos, este género. 




Os recomiendo, especialmente, la última 
fábula (o cuento, o relato... ¿quién sabe?)

Puede escucharse mientras 
se sigue el texto en el 
vídeo que figura al final

 

Alfonso X. 
(de "Calila y Digna", un manuscrito de autores anónimos que el Rey Sabio hizo recopilar y traducir)

El can engañado por el reflejo agua 
 Et sería en esto atal como un del can que dicen que iba por un río e llevaba una pieza de carne en la boca, e vido la sombra que facía. Et por abarzar la sombra abrió la boca e cayósele la que llevaba, e llevógela el agua e non falló cosa ninguna.

 La vulpeja y el tambor 
Dijo Dimna: - «Dicen que una gulpeja fambrienta pasó por un árbol, et estaba un atambor colgado del árbol, e movióse el viento, et firiénronlo los ramos, e sonaba muy fuerte. Et la gulpeja oyó aquella voz, e fuese contra ella fasta que llegó a ella, et en que vio que era finchado, cuidóse que era de mucha carne, que había de mucha gordez, e fendiólo e vio que era hueco, e dijo:
- «Non sé; por ventura las más flacas cosas han mayores personas e más altas voces.»

Con estas dos anteriores posiblemente cueste entender muchas expresiones, la que sigue está adaptada al lenguaje actual

El hombre y la luna
Un hombre vio la luz de una estrella en el agua y creyó que era una trucha. Durante dos horas estuvo tratando de pescarla, pero cuando al fin vio que no era nada, la dejó. Y otra noche vio de verdad en el agua un pez, mas creyó que era el reflejo de la luna, como la otra vez le había ocurrido y se fue sin tratar de pescarlo, y lo perdió.



Juan Eugenio Hartzenbusch

El diamante y el cristal 
Cierto lapidario / perdió en un camino / un diamante tosco / y un cristal pulido.
A su camarada / el diamante dijo: / - Yo salir esperopronto de este sitio.
Piedra soy al cabode valor crecido:quien me encuentre, llena / de oro su bolsillo.
El cristal picado / respondiole: Amigo,mucho es lo que vales; pero no te envidio.
Tú y un vil guijarro / parecéis lo mismo: / ¿Quién, pues, ha de verte, si te falta el brillo?
Unos pasajeros / acercarse miro: / vamos a ver de ambos quién es preferido.
El cristal lanzaba / resplandores vivos, / y esto a los viajantes / reparar les hizo.
Bájanse a cogerle, / le alzan con cariño, / y entre tanto pisan / al diamante rico.
Y sin ser de nadie / desde entonces visto, / se quedó en el polvo / para siempre hundido.

Méritos ahora / húndense de fijo, / si les falta un poco / de charlatanismo.

 El muchacho y la vela
Dijo una vez a la encendida vela 
un chico de la escuela: 
-Yo quiero, como tú, lucir un día. 
La vela respondió: La suerte mía 
sólo es angustia y humo. 
Brillo, sí, mas brillando me consumo. 


Augusto Monterroso

El espejo que no podía dormir
Había una vez un espejo de mano que cuando se quedaba solo y nadie se veía en él se sentía de lo peor, como que no existía, y quizá tenía razón; pero los otros espejos se burlaban de él, y cuando por las noches los guardaban en el mismo cajón del tocador dormían a pierna suelta satisfechos, ajenos a la preocupación del neurótico.

El paraíso imperfecto
Es cierto;  - dijo mecánicamente el hombre, sin quitar la vista de las llamas que ardían en la chimenea aquella noche de invierno - en el Paraíso hay amigos, música, algunos libros; lo único malo de irse al Cielo es que allí el cielo no se ve.

El fabulista y sus críticos
En la Selva vivía hace mucho tiempo un Fabulista cuyos criticados se reunieron un día y lo visitaron para quejarse de él (fingiendo alegremente que no hablaban por ellos sino por otros), sobre la base de que sus críticas no nacían de la buena intención sino del odio.
Como él estuvo de acuerdo, ellos se retiraron corridos, como la vez que la Cigarra se decidió y dijo a la Hormiga todo lo que tenía que decirle.

Gibrán Jalil Gibrán

El gato y el ratón
Cierta tarde un poeta conoció a un campesino. El poeta era esquivo y el campesino tímido, pero conversaron.
-Déjame contarte una pequeña historia que escuché últimamente -dijo el campesino-. Un ratón fue apresado en una trampa. Y mientras comía feliz el queso que allí había, un gato se detuvo al lado de él. El ratón tembló un instante, pero sabía que en la trampa se hallaba seguro.
-¿Estás comiendo tu último alimento, amigo? -dijo el gato.
-Sí -contestó el ratón- una vida tengo, por lo tanto una muerte. Mas, ¿qué hay de ti? Me dicen que posees nueve vidas. ¿No significa eso que posees nueve muertes?
Entonces el campesino miró al poeta y dijo:
-¿No es una historia extraña?
El poeta no contestó, pero se fue diciendo dentro de sí:
-En verdad tenemos nueve vidas, nueve vidas para estar seguros. Y moriremos nueve veces, y nueve veces moriremos. Quizá fuera mejor poseer sólo una vida, apresada en una trampa; la vida de un campesino con un trozo de queso como última comida Pues acaso, ¿no pertenecemos a la estirpe de los leones del desierto y de la jungla?


Leandro Fernández de Moratín

Aunque no es una fábula, que es un epigrama, lo incluyo aquí (aunque debería estar AQUÍ porque es otra de esas cosas aprendidas en la escuela)

Admiróse un portugués
Admiróse un portugués
de ver que en su tierna infancia
todos los niños en Francia
supiesen hablar francés.
«Arte diabólica es»,
dijo, torciendo el mostacho,
«que para hablar en gabacho
un fidalgo en Portugal
llega a viejo y lo habla mal;
y aquí lo parla un muchacho».


Bhagwan Shree Rajneesh
El juicio
Basado en "Hasta la muerte", de
Bhagwan Shree Rajneesh y, aunque
fundó una secta que no vamos a juzgar
aquí, creo que vale la pena leerlo.


En una aldea había un anciano muy pobre, pero hasta los reyes le envidiaban porque poseía un hermoso caballo blanco.
Los reyes le ofrecieron cantidades fabulosas por el caballo, pero el hombre decía: 
- "Para mí, él no es un caballo, es una persona. ¿Y cómo se puede vender a una persona, a un amigo?". 
Era un hombre pobre pero nunca vendió su caballo.
Una mañana descubrió que el caballo ya no estaba en el establo. Todo el pueblo se reunió diciendo: 
- "Viejo estúpido. Sabíamos que algún día le robarían su caballo. Hubiera sido mejor que lo vendieras. ¡Qué desgracia!".
_"No vayáis tan lejos" - dijo el viejo- "Simplemente decid que el caballo no estaba en el establo. Este es el hecho, todo lo demás es vuestro juicio. Si es una desgracia o una suerte, yo no lo sé, porque esto apenas es un fragmento. ¿Quién sabe lo que va a suceder mañana?".
La gente se rió del viejo. Ellos siempre habían sabido que estaba un poco loco. Pero después de 15 días, una noche el caballo regresó. No había sido robado, se había escapado. Y no solo eso sino que trajo consigo una docena de caballos salvajes.
De nuevo se reunió la gente diciendo:
- "Tenías razón, viejo. No fue una desgracia sino una verdadera suerte."
- "De nuevo estáis yendo demasiado lejos" - dijo el viejo- Decid solo que el caballo ha vuelto... ¿quien sabe si es una suerte o no? Es sólo un fragmento. Estáis leyendo apenas una palabra en una oración. ¿Cómo podéis juzgar el libro entero?".
Esta vez la gente no pudo decir mucho más, pero por dentro sabían que estaba equivocado. Habían llegado doce caballos hermosos.....
El viejo tenía un hijo que comenzó a entrenar a los caballos. Una semana más tarde se cayó de un caballo y se rompió las dos piernas. La gente volvió a reunirse y a juzgar:
- "De nuevo tuviste razón" - dijeron -. Era una desgracia. Tu único hijo ha perdido el uso de sus piernas y a tu edad él era tu único sostén. Ahora estás más pobre que nunca.
- "Estáis obsesionados con juzgar" - dijo el viejo." No vayáis tan lejos, sólo decid que mi hijo se ha roto las dos piernas. Nadie sabe si es una desgracia o una fortuna. La vida viene en fragmentos y nunca se nos da más que esto.
Sucedió que pocas semanas después el país entró en guerra y todos los jóvenes del pueblo eran llevados por la fuerza al ejército. Sólo se salvó el hijo del viejo porque estaba lisiado. El pueblo entero lloraba y se quejaba porque era una guerra perdida de antemano y sabían que la mayoría de los jóvenes no volverían.
-"Tenías razón viejo era una fortuna. Aunque tullido, tu hijo aún está contigo. Los nuestros se han ido para siempre".
-"Seguís juzgando- dijo el viejo - Nadie sabe. Sólo decid que vuestros hijos han sido obligados a unirse al ejército y que mi hijo no ha sido obligado. Solo Dios sabe si es una desgracia o una suerte que así suceda".
No juzgues o jamás serás uno con el todo. Te quedarás obsesionado con fragmentos, sacarás conclusiones de pequeñas cosas. Una vez que juzgas, has dejado de crecer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se admiten comentarios incluso anónimamente. Lo único es que no se publicarán hasta su filtrado para evitar cosas indeseables para todos.