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miércoles, 22 de febrero de 2023

El gato casero y el montés

Una fabulilla en la que 
tiene 
un papel protagonista nuestra
gata Fura cuando la llevamos al 
pueblo y vive en plena naturaleza 



EL GATO CASERO Y EL MONTÉS

Puede escucharse mientras 
se sigue el texto en el 
vídeo que figura al final

Había una vez una gata doméstica que vivía muy confortablemente en la ciudad, bien alimentada, sin pasar frío ni calor, sin pasar hambre ni sed, durmiendo a gusto frente a la estufa en el invierno, o en la cama con su ama. Cada año la llevaban al pueblo, a una casa en plena montaña sin más vecinos que sus amos o los visitantes (aunque a éstos los rehuía) los jabalíes, los gatos y cabras monteses, las garduñas u otros ejemplares de la fauna local.
Cierto día en que andaba explorando en las ruinas del horno, bajo la higuera, se encontró agazapado a un gato montés y le dijo:
-Hola, ¿Qué haces por aquí?
- Intentando cazar algo, que hoy aún no he comido.
- ¡Qué emocionante! ¿Puedo intentarlo yo también?
- Si tienes bien afiladas las garras..., aunque te advierto que es difícil y la caza escasea.
- Bien afiladas están, que mi amo no me las corta cuando vamos a venir aquí.
Y se pusieron a explorar sigilosamente por los alrededores.
Al cabo de un tiempo descubrieron a un lirón careto agazapado tras una roca y el montés le dejó a Fura, que así se llamaba la gata, intentar cazarlo.
Lo intentó pero sus seis quilos de peso, ganados en vida sedentaria, le impidieron alcanzarlo y se le escapó.
Más tarde descubrieron a un ratón de campo intentando colarse en el compostador en busca de los restos de comida que contenía. Pero esta vez fue el montés el que lo intentó y consiguió atraparlo.
En atención a la forastera; le ofreció gentilmente su presa, pese a que él no había comido nada aún. Ésta intentó mordisquearlo pero la sangre y las vísceras del ratón le dieron asco y acabó vomitando el pienso que había desayunado.
Finalmente el montés pudo desayunar con aquél ratón, se despidieron amistosamente y cada cual continuó con sus actividades habituales en su entorno o ecosistema propio.
Si quieres cambiar de estilo de vida, intenta no rendirte al primer obstáculo, porque nunca es fácil hacerlo, y menos si el cambio es importante.

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