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miércoles, 3 de abril de 2024

Periquillo




PERIQUILLO

Puede escucharse mientras 
se sigue el texto en el 
vídeo que figura al final

Periquillo salió por esos mundos de Dios en busca de trabajo y lo acabó encontrando como cabrero en un cortijo. Cerca de allí había una sierra en la que vivía un gigante y a la que nadie se atrevía a ir. El amo siempre le advertía:
- No vayas a la sierra porque el gigante te pude matar y comerse las cabras.
Pero él no tenía miedo de nada. Un buen día subió a la sierra para que sus cabras comieran, porque allí la hierba era más jugosa y más abundante
El gigante que lo había visto llegar con las cabras, se acerca y le pregunta:
-¿ A qué has venido aquí ? ¿No me tienes miedo? ¡Te voy a matar y me comeré tus cabras!
Y Periquillo le dice:
- Si quieres probamos quién es más fuerte. ¡Espera un momento!
Se fue corriendo al cortijo y cogió la perdiz que tenían en una jaula como reclamo de caza. Cuando volvió le dijo al gigante:
- Vamos a tirar una piedra y a ver quién aleja más.
El gigante agarró una piedra grande y la tiró muy lejos. Después, Periquillo sacó el perdigón, y lo lanzó hasta que se perdió de vista volando. El gigante quedó sorprendido de cuan lejos había lanzado Periquillo. Entonces, no queriéndose dar por vencido, agarró un piedra y la apretó con la mano hasta triturarla. Periquillo, que llevaba en el zurrón un queso fresco, lo sacó, lo apretó con la mano y le dijo al gigante:
- Yo soy capaz de hacer lo mismo que tú con la piedra, pero yo la hago hasta sacar caldo.
El gigante creyó entonces que Periquillo era más fuerte que él y casi se hizo su amigo. Pero Periquillo debía seguir haciéndole creer que era el más fuerte de los dos.
Se pusieron a hacer la comida y el gigante mandó a Periquillo a por leña para el fuego. Cogió una cuerda y se fue hacia la arboleda. Pasó el tiempo y el gigante se cansó de esperar, se fue al bosque y se encontró a Periquillo con la cuerda atando varios árboles. Le preguntó:
- ¿Qué estás haciendo?
Periquillo le respondió:
- Llevándome todos los árboles. ¿Crees que voy a venir por leña cada vez que la necesitemos?
El gigante le dijo:
- Vamos, no te preocupes, con esta rama habrá.
El gigante tronchó una grandísima rama y se la echó al hombro.
Después de comer, el gigante tenía sed y lo mandó a por agua. Periquillo cogió una espuerta y un azadón, y se fue. Al ver que tardaba demasiado, el gigante quiso saber qué estaba haciendo y fue a buscarlo. Lo encontró cavando alrededor de un pozo, entonces le preguntó:
-¿Qué haces ahora?
Le contestó:
- Amarrando el pozo para llevármelo entero. ¿Crees que cada vez que tenga sed voy a venir por agua?
El gigante, viendo de lo que era capaz Periquillo, estaba asustado. Ya se hacía de noche y tocaba regresar al cortijo. Las cabras estaban a reventar con aquel pasto tierno y abundante. Aquel día se había hecho amigo del gigante y a partir de ahí podría ir a la sierra cuando quisiera sin miedo alguno.


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