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miércoles, 20 de diciembre de 2017

Las Notas del Dr. Hexápodus desde 10 Nivoso


  Acuerdan que Lupi marche en 
misión de repoblación mientras
el Dr. espera para salir juntos 
de expedición a los Montes 
Aúreos
 




LAS NOTAS DEL Dr. HEXÁPODUS




 

EL CUADERNO
   
(Desde 10 Nivoso)


10 Nivoso
Hoy me ha enseñado las instalaciones técnicas y de mantenimiento vital de la base. Se encuentran en un nivel por encima de la zona residencial habitable. Yo no entiendo de maquinaria y supongo que Lupi tampoco, pero antes de entrar en la planta hay una gran biblioteca técnica en donde se detallan todos los sistemas, su funcionamiento e instrucciones de cómo actuar en caso de fallo.
También hay un gran almacén de recambios vitales para los sistemas más delicados, con piezas suficientes para mucho tiempo de vida. Como quiera que lo más sensible es la parte de los congeladores, tanto de tejidos y ADN como de las despensas; todos esos sistemas son redundantes, es decir que tienen equipos duplicados; así que cuando se produce algún incidente entra en funcionamiento el equipo de reserva y se puede proceder a reparar el averiado sin interrumpir el servicio. Lupi, que se había leído la mayoría de la biblioteca técnica, me comenta que, aunque él no es técnico, ya controlaba todo el sistema y que los manuales son de lo más elemental puesto que iban dirigidos a biólogos, botánicos, zoólogos... y no a ingenieros industriales ni a físicos nucleares. Me muestra el corazón de todo el sistema que es la planta de generación de energía.
Con un río subterráneo existente se dispone de material inagotable para suministro de agua potable y para los diversos laboratorios; pero lo más importante es su uso como energía motriz. Con la electrólisis se obtiene oxigeno e hidrógeno, ambos gases se utilizan en la reposición de lo que se consume por el personal y en los diversos procesos biológicos. Algo del hidrógeno, para reponer pérdidas en el sistema, pasa al reactor combinado en donde se produce una reacción doble de fusión y fisión simultáneas. El plasma que se genera es contenido por potentes campos de fuerza, no sé si magnéticos o qué, pero funcionan; porque ningún material aguantaría las temperaturas alcanzadas, aparte del riesgo de volverse radiactivo. Para entrar en el corazón del reactor a fin de realizar labores de mantenimiento se tiene que vestir un traje protector especial.
La mayor parte de la energía producida se consume en la generación de un plasma de los gases presentes, hidrógeno elemental junto con las pequeñas cantidades de deuterio y tritio que le acompañan, y en el bombardeo del mismo para dar lugar a helio que, al fisionarse en el mismo proceso, da lugar nuevamente a hidrógeno y devuelve la energía en un bucle estable, en un ciclo combinado fisión-fusión. Según esto la energía se transforma continuamente en materia y viceversa y lo que realmente sale del proceso es la energía correspondiente a la fisión de los pocos átomos de deuterio y tritio presentes ya en el gas que entra en el sistema y que acaban desapareciendo. Lo trascribo tal como me lo ha contado aunque sigo sin entender gran cosa.
Revisamos toda la instalación aunque yo me quedo como estaba y bajamos al comedor. Allí me enseña las enormes cámaras congeladoras y sus cintas distribuidoras automáticas que van reponiendo los productos a las criodespensas y refrigeradores conforme se van consumiendo en la cocina, al estar nosotros solos y no toda la plantilla que debió tener la base en sus buenos tiempos, todo esto permanece inactivo casi todo el tiempo.
También me enseña el funcionamiento de los hornos; son tan sofisticados que detectan qué alimento se introduce, determinan tiempos y temperaturas de cocción, detectan la temperatura interna para parar justo al punto y, dependiendo del alimento, lo dorado de la superficie o el punto justo de napado de las salsas. Me explicó cómo funcionaba el sistema automático de suministro y lavado de utensilios. Todos los cubiertos, platos, etc. se depositan en una abertura y el sistema procede a su clasificación, separación, fregado y esterilizado para posteriormente volverlos a depositar ordenadamente en sus correspondientes cubículos.
- Este proceso de lavado - me explica -, se lleva a cabo sin detergentes, sólo con agua a presión y temperaturas muy altas, porque luego estos líquidos, junto con los residuos orgánicos del comedor y la cocina así como los desechos de los lavabos pasan a los compostadores que has visto en el nivel más bajo. Únicamente se usan detergentes en los aseos, pero son detergentes de base orgánica por saponificación de las grasas y no haría falta eliminarlos por ser biodegradables, no obstante las aguas de los aseos son tratadas para limpiarlas en lo posible de detergentes.
Hoy me he encargado yo de seleccionar el menú y “cocinarlo”; para ser la primera vez no me ha quedado nada mal. Y, con unos cafés delante, le comento que allí se está muy bien, que se duerme de maravilla y se come mejor, pero yo he venido con una misión concreta y no puedo aplazarla más si no quiero verme bloqueado por la nieve. Él me expone que necesita repoblar especies y que, por lo menos, tiene que permanecer aquí unos quince días. Le digo que tanto tiempo no me lo puedo permitir porque el Invierno se acerca, así que ya me veo siguiendo mi expedición a solas.
Finalmente, tras unas copas de coñac, parece que llegamos a un acuerdo viable y asumible por los dos, se trata de que el tiempo se puede reducir sensiblemente si emplea la carreta y a Adagio para transportar todo lo necesario y así se evita tener que hacer muchos viajes hasta la base para llevar los materiales a mano. Total, acordamos que yo permaneceré en la base no más de cinco días mientras él lleva a cabo sus trabajos de regeneración botánica y faunística y luego partiríamos juntos hacia los Montes Áureos.
Este plan tampoco irá mal a Adagio ya que, a buen seguro, echa de menos comer pasto fresco y caminar al aire libre; y a mi tampoco, porque seguir la expedición en compañía es mejor que hacerlo solo.
Descargamos la carreta y nos pasamos toda la tarde trasportando desde los niveles inferiores: herramientas, bolsas de semillas, semilleros germinados, arbustos pequeños y plantones de árboles varios, frutas con sus semillas dentro, frascos llenos de agua con alevines de peces y renacuajos, jaulas variadas con animalillos que no acabé de identificar y cajas cerradas con lo que me parece pudieran ser insectos.
Acabamos cansados así que, tras una cena ligera, nos retiramos a nuestros dormitorios, redacto estas notas y me acuesto.

11 Nivoso
Hoy me quedé solo; Lupi salió muy temprano, acompañado de Wolf, por la rampa de la cueva llevando además, amarradas a la trasera de la carreta, dos parejas de terneros, de ovejas, de cerdos y de cabras. Realmente, al verlo partir, parecía una imagen plástica muy propia de lo que los Regenarios pretendían con el Proyecto Noé. El tiempo era soleado y las aguas de la inundación se habían retirado. Se dirigió hacia la orilla del arroyo y se perdió en la distancia. Yo regresé al interior de la base y las puertas se cerraron automáticamente.
Me he pasado todo el día recopilando en el otro cuaderno todo lo que puedo recordar de lo visto y escuchado antes de que se me olvide. Lo cierto es que tengo trabajo para rato escribiendo y describiendo todo; pero voy a dedicar también algún momento a bucear en la biblioteca, porque tiene muchos documentos sobre la fauna y flora evolutivas que ya no se conservan ni siquiera en la Universidad de Sandulia, ni en la Gran Biblioteca de Clavia que custodia los documentos de antes de la Revolución, recuperados por todo el Continente. Pienso aprovechar además para experimentar esos placeres gastronómicos desconocidos, que se almacenan en las despensas de la base. En estos días también voy a procurar explorar más a fondo los niveles inferiores y ver con detalle todo lo que en nuestra rápida visita no pude ver, pero sin tocar nada por si acaso.

12 Nivoso
Ayer estuve toda la tarde escribiendo, tomando notas, haciendo resúmenes y esquemas; y esta mañana no tenía muchas ganas de seguir, así que me he dado una vuelta por la biblioteca. Hay unos cuantos libros que ya conocía de la Universidad, pero he encontrado muchos que desconocía y que en el mercado alcanzarían precios astronómicos, sobre todo los que corresponden a ediciones anteriores al Imperio Eárthico, cuando aún estaban enzarzados en guerras estériles, pero ya se estaban sentando las bases de la globalización planetaria. Si pudiera, me llevaría a escondidas dos o tres:


Dinámica de ecosistemas estables
 de Félix Fountain’s
Simbiosis y reproducción en medios acuosos
de Riveri Clearwater
Cuadrumanos en la antigüedad y el hombre actual
de los hermanos Ximp & Zee Primatti

pero mi innata honradez me hace desistir.
Buscando entre los volúmenes polvorientos (tengo que decirle a Lupi que pase la aspiradora o un paño húmedo), encuentro un tomo sorprendente y de alto interés. Es algo así como el Cuaderno de Bitácora de la Base, en donde se detallan las razones para su emplazamiento en aquel lugar, las peripecias durante su excavación y dotación de instalaciones, la provisión de muestras y todas las vicisitudes de la base y sus habitantes hasta que, en la última anotación, una letra casi ilegible da cuenta de la reciente muerte del que fue el penúltimo de los científicos y deja constancia y testamento para la posteridad.
“...como con todos los compañeros, acabo de depositar a Rupert en el colector de material orgánico para su reciclaje, no sé si algún día alguien se ocupará de mis restos, mi hora se acerca, pero voy a seguir trabajando mientras las fuerzas me acompañen y confío en que quien me encuentre continúe nuestra labor...
 ...cuando me llegue mi hora, cuando las fuerzas me abandonen, me tenderé en la cama esperando el momento último, pero lo haré, como todos los compañeros que han ido dando ese mismo paso en estos últimos años, con la tranquilidad de conciencia y con el convencimiento de haber cumplido con mi deber, y eso me basta”

Copio todo lo que puedo en el otro cuaderno; pero aquí, por si acaso, voy a anotar unos detalles interesantes de su contenido. La supervivencia de esta base seguramente se debió a su alejamiento de cualquier lugar habitado, mucho más distante de cualquier población o vía de comunicación que las demás que acabaron siendo destruidas.
La selección del lugar obedeció a esa primera razón, el aislamiento; pero al cabo de unos años comprendieron que había sido una buena elección por cuanto aquel territorio, hasta llegar a los Montes Áureos, iba a necesitar su actuación porque había acabado siendo colonizado por las nuevas especies depredadoras y se estaba despoblando rápidamente todo el entorno. La tragantija estaba dando buena cuenta de la vegetación así como de los animales terrestres. Su población era tal que los Regenarios tuvieron que tomar enormes precauciones a fin de evitar ser presa de ellas y también para impedir su acceso a las instalaciones, a los laboratorios así como a las despensas.
Calculaban que en pocos años, al quedarse sin alimentos emigrarían a otros territorios o se extinguirían por inanición o por devorarse entre ellas tan pronto consumieran las reservas de sus colas, y tuvieron razón. Posteriormente, parte de la vegetación acabaría rebrotando, bien de sus propias raíces, bien por la germinación y arraigo de algunas semillas y por ello esperaban que la deforestación no fuera total. Del mismo modo la fauna de los ríos estaba siendo exterminada por la superpoblación de meronnia y, cuando el exterminio concluyera, este predador acabaría también desapareciendo, como el resto de las especies acuáticas.
Por lo que se refiere a las aves; el águila arborícola estaba acabando con ellas pero la proliferación de esta neorapaz se veía frenada, por la escasez de presas y por la falta de un número suficiente de álamos gomosos, en cuyas ramas se hacinaban, haciendo aquella masificación muy difícil el anidamiento.
Las águilas que vimos durante el viaje debían ser los últimos ejemplares sobrevivientes y supongo que se debían haber estado alimentando de aves migratorias procedentes de territorios en los que no había álamos gomosos y, por lo tanto, tampoco águilas arborícolas competidoras. La falta de presas les había hecho llegar a un autocontrol y un equilibrio reproductivo para adaptarse a la escasez.
La situación previsible a corto plazo en muchos itíners a la redonda era la despoblación total, aunque podrían haber áreas en que se podrían regenerar por si mismas algunas plantas e invertebrados, y era muy previsible la desaparición por inanición o migración de los depredadores. Esto hacía muy aconsejable este territorio para una reintroducción de las especies evolutivas. El proyecto planificaba crear pequeños nichos de ecosistemas nuevos en forma controlada que, conforme fueran creciendo, se irían enriqueciendo en especies e integrándose entre ellos.
Para ello era preciso ser muy selectivo a la hora de introducir especies, no podían aspirar a crear ecosistemas complejos con un alto número de especies, había que iniciar la repoblación con un número limitado, para ir añadiendo nuevas conforme se fueran alcanzando nuevos equilibrios.
Primero se debía comenzar por los frutales y plantas, especialmente gramíneas y leguminosas, también los insectos polinizadores como las abejas y otros especimenes como la lombriz de tierra que remueve y airea el terreno. Muy posteriormente se introducirían los herbívoros para, alcanzados niveles altos de población, dar paso a los carnívoros y omnívoros. En la última fase se introducirían también las aves granívoras, frugívoras e insectívoras para, transcurrido un tiempo prudencial, dar suelta a las rapaces y a los demás predadores.
Por lo que se refiere a la regeneración de la fauna fluvial se comenzaría por batracios, peces como la trucha, el barbo, la boga y otros que se alimentarían de los peces más pequeños, huevas, renacuajos y de los insectos pero mayoritariamente de las plantas acuáticas, muy abundantes porque la meronnia no las comía al alimentarse únicamente de otros peces. Más adelante se añadirían cangrejos y siluros para en una última fase las nutrias y otros especímenes. El arroyo que vimos en camino estaba ya en su última fase, porque la población de alevines, renacuajos y ejemplares adultos era ya muy numerosa y estaban acabando con sus fuentes de alimentación, lo que hacía necesario un depredador que la mantuviera en niveles de sostenibilidad.
La repoblación tanto en tierra como en los ríos se haría en cada uno de los pequeños ecosistemas aislados y conforme se fueran desarrollando, acabarían interactuando en el hinterland y mezclándose todas las especies, hasta alcanzar nuevos equilibrios con una mayor riqueza faunística.
Todo el día se me ha pasado consultando y anotando datos en la biblioteca. Es evidente que Lupi se había leído todos estos registros y había seguido fielmente los planes al pie de la letra; aunque, según me había confesado, había tenido algún que otro fracaso, cosa que no le amilanó.

13 Nivoso
Sigo buceando entre los volúmenes de la biblioteca y encuentro un libro muy interesante; se trata de La edafología práctica de John Landless, que describe las plantas idóneas para cada tipo de suelo según su pH, su composición y permeabilidad (suelos arcillosos, arenosos, limosos, margosos, gredosos,...) Esto me hace recordar un plano que me pareció ver en una pared del taller de botánica, con unas marcas de colores similares a las especificadas en este libro. Desciendo con el libro bajo el brazo al nivel correspondiente y, frente al plano, compruebo que está todo señalizado con las características edafológicas por zonas, lo que facilita repoblar con las especies más adecuadas cada uno de los diversos tipos de terreno.
En el plano están delimitadas muchas zonas y señalizadas con colores diferentes. Puedo apreciar que se trata de varios pequeños valles, humedales, y terrenos arenosos o semidesérticos. Algunos cuentan con notas adhesivas indicando la fase de repoblación en que se encuentran. Los ríos están marcados con colores diferentes que indican en qué momento se encuentra la repoblación y si ya ha alcanzado el grado de saturación.
Antes de subir de nuevo a la biblioteca paso por el nivel siguiente y aprovecho para arrancar unas zanahorias y coger unas manzanas, así mientras voy consultando libros y tomando notas puedo ir mordisqueando algo. Tenía ganas de comer algo fresco y natural porque acaba uno por cansarse de las conservas y los platos preparados, por muy buenos que estén; y además, lo que nos espera dentro de unos días, es seguir comiendo conservas, galletas y similares.
Tengo que procurar cargar con todas las verduras y frutas frescas que pueda antes de emprender la marcha. Hablando de platos preparados, me he pasado un rato revisando las existencias de las cámaras y resulta que hay variedad suficiente para no repetir un plato por lo menos en dos meses. Encuentro unos cuantos recipientes herméticos, según Lupi “criovacs”, con guisos fácilmente transportables y de larga conservación aún después de descongelados por estar también al vacío. Tenemos que llevarnos de todo un poco en nuestra próxima expedición.
El día se me ha pasado rápido y ya faltan sólo dos días para que regrese Lupi

14 Nivoso
La verdad es que estar aquí tan aislado se hace duro y eso que llevo tan poco tiempo, me imagino cómo lo debieron pasar los últimos Regenarios y en particular el último en morir. También me imagino a Lupi trabajando aquí, salvo la compañía de Wolf, en la más absoluta soledad y silencio, sólo roto por un leve zumbido de la maquinaria. Ahora comprendo un poco su mutismo y pienso que este aislamiento le hace a uno perder la capacidad del habla, por eso procuro ahora ir leyendo en voz alta o hablar con los objetos que me rodean, como si estuviera loco, porque de no hacerlo temo que me volvería loco de verdad.
Por lo menos en Sandulia tengo con quién hablar, al menos cuando voy a la compra y, en último extremo, le hablo a Garfio como si me entendiera y fuera capaz de responder, y sí que me suele responder pero en ese lenguaje no verbal que emplean los gatos. Desde que me lo traje de Bgardia, tras una expedición que hice al volcán de Impel, y a pesar de que hoy en día no es costumbre tener mascotas, Garfio me ha hecho mucha compañía y parece que hay una comunicación entre nosotros. También ahora canturreo, como suelo hacer a menudo, las canciones que aprendí en mis años mozos; porque yo, además de estudiar, también tuve juventud, y tarareo las que ahora están más de moda en Sandulia, especialmente no me puedo quitar de la cabeza un tema titulado:
“Cántame bajo la rama del manzanillo” del Grupo Carracuca.
 Me cansé otra vez de tanto leer y tanto escribir, así que me voy a estirar las piernas y, de paso, traerme otras zanahorias y manzanas que está muy ricas. Ese nivel es el más silencioso de todos aunque, de vez en cuando, se pueden oír las válvulas de riego abriéndose y cerrándose y el siseo de los humidificadores en las bandejas de hidroponía.
Así leyendo, escribiendo, comiendo y cantando, acabo la tarde, ceno y me voy a ir a dormir, ya falta poco para el regreso de Lupi y la carreta.






(Si queréis ampliar conocimientos o aclarar dudas podéis consultar los anexos publicados anteriormente)

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