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miércoles, 15 de noviembre de 2017

Las Notas del Dr. Hexápodus desde 4 Vendimiano

A veces el propio hogar puede resultar 
más peligroso que una selva o un desierto.
Sin necesidad de correr aventuras tiene un 
desagradable encuentro en su propia casa.
 



LAS NOTAS DEL Dr. HEXÁPODUS



 
EL CUADERNO
  (Desde 4 Vendimiano)



4 Vendimiano
Hoy, sin salir de casa, he descubierto una rara especie; la tragantija (Tragantea tragantrix) de la familia transgénica de los zampoides.
Tiene una especial habilidad, aparte de su gran voracidad, y es que puede mimetizarse en cualquier entorno en el que se inserte; así que he podido descubrirla, sólo porque mi tejado tiene las tejas muy uniformes y ninguna de ellas presenta un abultamiento tan pronunciado. Observándola con detenimiento se puede apreciar cómo devora todo lo que se pone a su alcance con una técnica tal, que parece cosa de magia; ora ves un xilópodo vulgar (Patapalus décuple spp), ora no lo ves, ora ves un redondillo gris (Sphaericus cinereo) rodando sobre la falsa teja, como dejas de verlo instantáneamente.
La tragantija, en periodos de penuria, devora su propia cola en espera de tiempos mejores. Cuando el alimento abunda, la cola se regenera convirtiéndose en un reservorio excepcional.
Intenté cazarla para exhibirla en mi terrario, pero reflexioné a tiempo y desistí de ello; porque, además de ser una especie protegida, habría acabado con el resto de los especímenes que allí conservo, entre ellos una bella muestra del presuntillo real (espero que de esto no se enteren los del PSE, porque es una especie protegida y está prohibida su posesión a particulares).
Al bajar de la escalera en que estaba encaramado observando a la tragantija, se me rompió un peldaño y vine a dar con mi osamenta en el suelo. Afortunadamente no me he roto ningún hueso, pero estoy todo magullado y habré de guardar reposo una semana. Mientras me recupero, aprovecharé para leer el libro “La bolsa y la vida” de Marcolina Farnato (autora del best seller “Mis viajes por Almironia”), en donde relata sus descubrimientos sobre la fauna marsupial arborícola y volcánica de Impel.
“... las especies en Impel son tan variadas como variadas eran las especies evolutivas del Continente Terra antes del Imperio y abarcan: desde los depredadores como el león de bolsa, hasta el último de los herbívoros como la ratichuela gris, pero todos tienen en común el hecho de ser mamíferos marsupiales. Se han extinguido otras muchas especies, posiblemente por haber sido cazadas por los muy abundantes gatos marsupiales. Este equilibrio ecológico especial de Impel es fruto de la insularidad....”
Como medida de precaución he guardado todos los comestibles bajo llave en mi despensa y me he asegurado de haber cerrado bien ventanas y puertas.

11 Vendimiano
Por fin puedo dar un corto paseo por los alrededores de mi casa, sin que me molestaran demasiado las magulladuras, y me acerqué a hacer unas compras.
Compré en el Comercado unos cuantos comestibles para reponer lo gastado en estos días sin salir. Luego me acerqué a la librería en donde, para ponerme al día de la actualidad, compré el “Vocero matinal de Sandulia” y me lo llevé a la salita para hojearlo mientras me tomaba un té amargo de pamplinas de río. Curiosamente, más que en las noticias de la actualidad, me he detenido en los anuncios por palabras. Hay algunos que no hay por donde cogerlos:

- Se ofrecen verdinabos a cinco la onza, razón PVP45342
- Cámbiase muñón por joroba dextrógira, imprescindible que sea ligera y rubia, razón JRB43215
- Cuadriciclo geodésico en buen uso véndese, pocos vértices, como nuevo, razón GEO45734
- ¿Quiere crecer un palmo?, díganos si a lo alto o lo ancho, barato, razón WTF09876

 
Estuve a punto de comprar el cuadriciclo pero; ¿qué hago con mi desplegadora de ángulos que hace poco compré?, ya me las arreglo bien con ella para la proyección de coordenadas angulares sobre planisferio, de modo que lo dejé estar.
 Entre las noticias me llamó la atención el siguiente titular en letras grandes:

“El Turbulante de la Centralidad de Sandulia nos comunica lo siguiente:
“Los almacenes de proglómeros están en este momento vacíos por la huelga de los controladores navales”

Y más abajo continuaba
“Las naves procedentes de Bgardia, que transportaban el cargamento semanal, no han podido llegar a puerto y están dando vueltas frente a la Punta del Farolo. Quien tenga una imperiosa necesidad, será atendido en el almacén de emergencia más próximo”, lo que me hizo recordar la grabación de uno de los televisoides.
Pues si, el televisoide estaba bien informado; afortunadamente yo tengo una buena reserva de proglómeros, así como de polímeros por lo que materia prima no me falta pero, por desgracia, mi sintecook no funciona y el técnico me ha dado un mes de espera para venir a repararla. Suerte que mi despensa está bien provista y en mi jardín las verduras y frutas están en plena producción. 


En portada destaca:

Internacional
“ruptura de hostilidades entre Abzurdos y Abdextros con el lanzamiento de levaduras dextrógiras por parte de Abdextria, en un intento de hacer fermentar las masas enfervorizadas de los rivales que se manifestaban ante su embajada. Se temen consecuencias desastrosas si las masas de Abzurdia no se acaban bajando. Se ha convocado la Conferencia General de Turbulantes con carácter extraordinario en un intento de mediar entre las partes.

Hablando de los Turbulantes, recuerdo que pronto será tiempo de una turba para refrendar al que ejerce el cargo en la actualidad, y no creo que los problemas de suministro le vayan a beneficiar en el momento de la aclamación. Hago un repaso mental a la situación territorial actual y de sus cambios desde el Imperio.
Esta noche me acuesto sin cenar. La tragantija, mimetizada en tableta de chocolate, se ha deslizado en una de las bolsas de la compra, se ha colado en mi despensa y la ha dejado bailando. No puedo tomar medidas extremas porque es una especie protegida en vías de extinción, pero algo tendré que hacer.

12 Vendimiano
Será una especie en vías de extinción, pero lo que está a punto de extinguirse es mi paciencia. Hoy vuelvo a acostarme sin haber probado bocado en todo el día. Las verduras y los frutales del huerto han desaparecido de la noche a la mañana y, con la despensa saqueada y la sintecook averiada, he tenido que hacer régimen severo de pastillas de vitaminas y otros medicamentos del botiquín.
He tenido la precaución de encerrar a Garfio en lugar seguro por si a la tragantija se le apetece comer gato marsupial al acabarse las provisiones. Está visto, esto no se puede prolongar más o acabará devorándome a mí también. Es preciso tomar serias medidas, pero dentro de la ley.
Me he pasado el día navegando redes y consultando Booble, es decir la BUV (Biblioteca Universal Virtual), hasta que he visto en una burbuja una oferta de eCape, esos Grandes Almacenes Centrales en el Cabo de Bgardia, donde se encuentra de todo y se sirve rápidamente por mensajería, que me ofrecía una posible solución. Ya he hecho el pedido por mensajería “4dh” aunque el envío me ha salido más caro que el pedido; en cuanto llegue la intento poner en práctica, siempre que no se me cene antes.

14 Vendimiano
9h 30’ Acabo de recibir una caja. La tragantija parece haberse mimetizado en martillo; porque el mango que imagino es la cola y, como ya he comentado, acumula las reservas alimenticias, es de tamaño descomunal. Nunca había visto un martillo más desproporcionado y espero que no pretenda usarse sobre mi cabeza.
10h 00’ Abierta la caja, contiene una maceta con una planta ya crecida de la engañaolfatos tomo todas las precauciones establecidas en su desembalaje porque no quiero acabar devorado.
10h 15’ La engañaolfatos comienza exhalando un aroma de civet de liebre de las nieves a la espuma de calvados y crujiente de manzana de Adania, tan delicioso que hasta yo lo olfateo con fruición y he estado a punto de acercarme al reclamo; suerte que he tenido la precaución, según las instrucciones de uso, de atarme de pies y manos en previsión de que fallaran los filtros nasales de carbón activado que llevo puestos y que, naturalmente, han fallado.
10h 20’ El martillo se mueve penosamente, arrastrando el enorme mango por los suelos, aparentemente el aroma le atrae pero le cuesta acercarse a la maceta.
10h 25’ La planta cambia de táctica y trueca el olor a Civet de liebre de las nieves a la espuma de calvados y crujiente de manzana de Adania por un aroma de jamón de nuez pata coja, curado en cuidados intensivos, acompañado con un fino vinofinofilipino, ese aromático clarete de 15º que se cría en Kala.
La tragantija abandona su camuflaje de martillo y se mimetiza en cuchillo jamonero de larga hoja, que supongo es la hipertrofiada cola. Se va acercando a la maceta, y la engañaolfatos intensifica el aroma hasta niveles que casi me hacen arrancar la columna a la que me había atado, para lanzarme hacia ella, las ataduras se me clavan en las muñecas y los tobillos, pero afortunadamente no ceden.
10h 30’ La engañaolfatos, carente ella misma de olfato, no detecta que lo que se acerca es la tragantija, sino que ve un afilado cuchillo, y no se decide a lanzar sus flores por miedo a cortarse los tallos.
10h 35’ El cuchillo jamonero ya está junto a la maceta y lanza una dentellada con el extremo del mango a la flor más próxima, creyendo que era una fina loncha cortada a mano. La planta acusa el mordisco y reacciona atacando instintivamente al mango sin atreverse aún, por miedo a cortarse, a acercarse al filo; lo rodea con sus flores y comienza una lucha épica entre ambos. La cola, aparentemente peligrosa, es realmente inofensiva y, aunque la engañaolfatos la ha dejado libre por miedo y se debate furiosa y desesperadamente, no produce daño alguno pese al filo virtual.
Mientras tanto las flores ya han dado con partes mollares de la tragantija y comienzan a absorber sus jugos. Esto hace que comience a desvirtualizarse el camuflaje y aparezca tal y como es en realidad y sin mimetismos. En mi vida de entomólogo y zoólogo nunca había visto un bicho tan raro, salvo en ilustraciones en la Biblioteca de la Universidad. Cuando tenga un rato y me recupere del trance, me libre de las ataduras y me deshaga de la maceta, que ha demostrado puede ser muy peligrosa también para mi integridad física, acabaré tomando nota de su aspecto.
10h 40’ Finalmente ha dado buena cuenta de su víctima. En el suelo reposan los huesos cartilaginosos y un pellejo arrugado y reseco.
Cuando la engañaolfatos está ahíta deja de emitir olores, repliega sus tallos y flores y reposa durante varios días, ya que acumula el alimento en los tubérculos subterráneos y se nutre de esas reservas durante un tiempo hasta que vuelve a necesitar cazar de nuevo.
10h 45’ Aprovecho este momento de calma para desatarme, respirar aliviado, barrer los restos de la tragantija y hacerlos desaparecer en la incineradora, por si se enteran y me denuncian los Protectoides, esos molestos activistas del PSE, Protectores de Seres y Especies, que vigilan muy estrictamente todo lo referente a la fauna y la flora protegida. Las sanciones suelen ser importantes, llegando incluso a penas de privación de proglómeros y polímeros, con lo que la alimentación se vuelve más bien monótona.
Suelto a Garfio y no puedo rellenarle el dosificador porque el pienso también ha desaparecido, así que tendré que ir a comprar.
11h 30’ Me voy al Comercado, tengo que reponer las existencias de la despensa. Estoy hambriento y aprovecho para manducarme en la Refrigería un par de huevos de gallinonte fritos con molduras crujientes de puré, y aquel refrigerio me sentó de perlas.
12h 25’ Me acerco a la Vegetería para comprar verduras, frutas, plantones de frutales, semillas, fertilizantes y aperos, todo lo necesario a fin de reponer la despensa así como las verduras y frutales del huerto.
14h 10’ Tras ponerle pienso en el dosificador a Garfio, una vez colocado todo en la despensa y plantadas las verduras y árboles, me preparo un banquete. Estos días pasados han sido muy duros a base de pastillas. Como en las horas pasadas he estado sometido a un intenso trauma gastronómico-olfativo, me he preparado de aperitivo un buen plato de jamón de nuez, pata coja, curado en cuidados intensivos, acompañado con un fino vinofinofilipino, y después un civet de liebre de las nieves a la espuma de calvados y crujiente de manzana de Adania, ¡mmmmmm!
22h 00’ Me he pasado la tarde durmiendo la digestión y durmiendo la mona, tres botellas de fino vinofinofilipino han caído. Ahora ya es tarde para hacer otra cosa, me voy a la cama.

15 Vendimiano

Hoy me he levantado de buen humor, me he contado dos chistes de entomólogos que no me sabía, he desayunado copiosamente (aún se notan los efectos del régimen de pastillas) y me he puesto manos a la obra.
En el mismo embalaje, pero borrando mi dirección, he vuelto a meter la maceta de la engañaolfatos, le he puesto una etiqueta y la he depositado en el transportista. ¿Qué a dónde la he enviado?, bueno, lo voy a decir pero es un secreto. Se la he enviado a Criticio Faltón, que tan mal habló de mi primer libro, “El escaralfrente sagrado de Anubicia” y, además, por ser más feo que pegar a un padre clonal con un leotardo. Dicho esto cualquiera podría pensar que este ente no me cae bien; pues es cierto, no me cae. Bueno, para qué me voy a engañar; si le tengo manía es porque él me puso, en Primero de Entomología Comparada, el apodo de Hexápodus, envidioso por mis buenas calificaciones en Insectología Polinizante Genómica. No debería odiarlo tanto porque, no sólo no me molesta dicho mote, sino que me gusta y lo he adoptado como nombre de batalla, pero ¡qué le vamos a hacer!, la naturaleza humana es casi tan insondable como la artropodiana.
Normalizada ya mi rutina habitual, comienzo a planificar mis próximas expediciones; tengo pendiente, en primer lugar, la investigación sobre la explosión demográfica de los Partipolistas (Plebícola prebendae succionantis), pero eso se va a quedar para fin de mes ya que ahora tengo que recopilar y pasar a limpio mis últimos trabajos y en particular el de los televisoides, así que voy a permanecer unos días encerrado en mi laboratorio.

23 Vendimiano
Otro día sin poder salir de viaje. La tragantija devoró mi cartera porque era de piel de Zancodio; pero con toda la documentación dentro, entre ella el pasaporte. Así que ya me veo hoy gestionando nuevos documentos.
He pasado toda la mañana de ventanilla en ventanilla; cuando no me faltaba un impreso, me sobraba una firma, o la foto se me parecía demasiado (cosa inadmisible en un pasaporte que se precie). Con tantas esperas de ventanilla en ventanilla y, aburrido de resolver tests mentales y de acertar todas las respuestas, pienso en mi cartera y en el zancodio, en la última vez que estuve en una granja de cría y de lo que aprendí en ella.
Precisamente la decena pasada compré un libro en el que se acusa a las granjas de maltrato a los animales por hacinamiento y explotación. Se crían dentro de estrechas jaulas que casi no les permiten moverse, se les somete a una alimentación forzada y se obliga a los gallinontes a poner varias veces al día a base de frecuentes ciclos de luz y oscuridad a lo largo del día y de la noche. En algunas granjas se ha llegado a un rendimiento de seis huevos por ejemplar y día. Los autores del libro tienen razón en lo del maltrato.
Cuando al fin conseguí intercambiar mis fotos por las de otro ciudadano con mi mismo problema, las funcionarias estaban en la calle haciendo su tercer bocadillo, ya que en locales cerrados de organismos públicos la ley prohíbe comer o beber. Finalmente, tras dar el último bocado, apurándolo con ansia viva hasta el papel del envoltorio, regresaron a sus ventanillas y pude entregar los impresos y las fotos que, esta vez, pasaron sin problemas.
Hoy, cansado de ventanillas y de colas, no me apetece más que descansar; así que me he puesto a leer la última obra en catorce volúmenes de Francolio Firtrán, “La ladilla rubia de Nínive y su importancia estratégica en el Imperio Mesopotalámico, como arma biológica sobre soldados enemigos con largos meses de campaña y necesitados de acoplamiento con moza placentera”.

24 Vendimiano

Me dormí al tercer párrafo, lo raro es no haberme dormido en el título.
Mientras desayuno, leo el Vocero Matinal que había comprado ayer y lo había dejado sin leer:
Garfio, mi gato marsupial, no hace más que frotarse en mi pierna como queriéndome decir algo. No sé qué debe querer, porque le acabo de cambiar la arena, esta mañana le llené el dosificador de pienso y dispone de agua suficiente. Me mira y se encamina a su rincón, vuelve, se frota, me vuelve a mirar y vuelve a ir hacia su rincón, girando la cabeza para ver si le sigo. Dejo el periódico, me levando y voy tras él. El comedero está totalmente vacío, así como el depósito del dosificador que daría para una semana ¡qué extraño!, se le habrá abierto el apetito de pronto. Relleno el depósito y vuelvo al periódico.
Repaso la sección de anuncios entre los que me llaman la atención:

- Agachadito me voy, agachadito me vuelvo, ¡éxito!, hay entradas, razón SGA35333
- Sigo esperando joroba, razón JRB43215
- ¡Eras tú, que yo te he visto! COC05734
-¿Harto de anuncios?, ¡no me mires ceporro!, razón WTF09876
- Se alquilan tablas de logaritmos, tablas periódicas, de gimnasia, de surf y de Daimiel. No pienso entablar discusiones sobre el precio, si no hay acuerdo quedar podemos en tablas. Solicitudes a TBL43562


Me sobresalta Garfio con un maullido desgarrado, está con los pelos erizados y el lomo arqueado, tanto que sus patas traseras y delanteras se juntan, parece una peonza. Me mira y se vuelve hacia su rincón; le sigo y veo, con sorpresa, que el comedero vuelve a estar vacío. ¡Qué raro!, tomo al gato en la mano y le palpo la panza, está vacía y casi le toco las costillas. Coloco una de mis cámaras de investigación enfocada al comedero y vuelvo a cargar el depósito. Regreso a mi sillón y a mi periódico:

- Hostilidades entre Abzurdos y Abdextros.
Gracias a la mediación de los países vecinos se ha conseguido parar, de momento, el aumento en la fermentación; aunque las masas siguen subidas y luciendo pancartas con lemas tales como: “estoy que me subo”, “como me baje…”, “Yo soy Abzurdo, tú eres Absurdo”, “siempre al horno que más calienta”.

Garfio vuelve a darme la voz de alarma, esta vez está que se sube por las paredes y me cuesta un rato calmarlo. El comedero vuelve a estar vacío, conecto la cámara a la pantalla del salón y paso la grabación. Al cabo de unos minutos aparece en el margen inferior izquierdo de la pantalla una hoja seca y, como arrastrada por el viento, se va acercando al comedero. Cuando llega a él, el nivel de pienso comienza a descender a ojos vistas mientras que el peciolo de la hoja aumenta de tamaño; una vez vacío, la hoja se aleja y desaparece por donde llegó.
 -¡Vaya!- me digo - parece que la tragantija se dejó aquí una cría.
Vuelvo a llenar el dosificador de pienso y coloco una jaula-trampa de paredes transparentes, tras programarla con alarma sonora. La sitúo estratégicamente en el camino probable del depredador y queda invisible; por lo que, desde el lugar en que la hoja seca apareció, sólo se ve el comedero. Está visto que no voy a poder leer el periódico tranquilo, me vuelvo a mi sillón y a la lectura:

Graves altercados entre creacistas y explosistas. Se arrojan a la cabeza, dogmas, hipótesis, teorías, teoremas, principios, versículos, suras, supuestos, creencias, conjeturas, conclusiones… etc. Afortunadamente nadie salió lesionado por tratarse de proyectiles inmateriales, salvo versículos y suras, que iban encuadernados en piel repujada con guarniciones y estampaciones en oro.

De pronto, ¡juiiiiiiiiiiiiiiii!, suena estridente la alarma. En la jaula transparente veo cómo se debate violentamente una hoja seca, como agitada por un vendaval. Viendo que no puede liberarse intenta desesperadamente transformar su aspecto en cualquier cosa que le permita salir de su prisión; entre otras muchas cosas se va cambiando en llave, ganzúa, soplete oxiacetilénico, bomba de mano, palanqueta…, pero todo es inútil. Finalmente hace algo que casi me hace picar y abrir la jaula para ver lo que había pasado; se vuelve totalmente transparente en un intento de hacerme creer que se ha escapado, pero no me engaña. Ya agotada se da por vencida y aparece con su aspecto normal, que me hace recordar el de su madre mientras se debatía entre las flores de la engañaolfatos.
Aprovecho para tomar un apunte del aspecto que ofrece; porque si alguien se la encuentra sin camuflaje, sea capaz de identificarla. Está claro que si se la encuentran camuflada, es muy difícil que se enteren. Ésta ha estado a régimen de pienso de gato y no ha atacado mi huerto o a nosotros mismos porque nunca ha faltado pienso en el comedero; pero, con esa alimentación, su cola no está lo bastante desarrollada. Afortunadamente mi despensa, después de la visita de su madre, está protegida con blindaje “nivel RB III”.
En la cabeza se aprecian agallas porque es capaz de camuflarse sin problemas, incluso en medios acuáticos. Los ojos son cuatro, dos a cada lado, orientados horizontal y verticalmente, de modo que abarcan un amplio campo de visión. En la mandíbula inferior presenta una hilera de ranuras de refrigeración ya que, cuando devora a alta velocidad, se podría recalentar la articulación y la musculatura.
Ahora no sé cómo deshacerme de ella sin tener problemas con la ley ni con los activistas del PSE, o sea los Protectoides como todos les llamamos. Mientras se me ocurre qué hacer, le vuelvo a poner pienso al gato y lo devora como un desesperado, ¿cuántos días llevaba el pobre sin comer? y sigo leyendo:


El desabastecimiento de proglómeros está provocando protestas y probablemente producirá profundos problemas, así como una penosa pero progresiva proliferación de promesas al proletariado y su prole por profesionales prominentes del proscrito partido “Protección y Prosperidad”. Se esperan revueltas populares; aunque históricamente ninguna revuelta ha sido nunca popular, mientras que el revuelto de huevos de Gallinonte sí que lo es.
 
 Ahora ya no me apetece leer y, como ya es hora, me preparo un refrigerio a ver si, comiendo, se me despiertan las neuronas y se me ocurre qué hacer.
Sigo en blanco, echaré una siestecita.
Se me ha hecho de noche sin enterarme, ya veremos si esta noche soy capaz de dormir, pero este sueño reparador me ha proporcionado la lucidez suficiente para saber qué hacer. Preparo una caja y, con toda clase de precauciones, paso la tragantija desde la jaula-trampa, la cierro lo mejor que puedo y la etiqueto. Mañana cuando me levante la llevaré al transportista, ahora me tomo un vaso de leche calentita a ver si me entra el sueño.
 


(Si queréis ampliar conocimientos o aclarar dudas podéis consultar los anexos publicados anteriormente)





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