Puede escucharse mientras
se sigue el texto en el
vídeo que figura al pie
El
Doctor Arqueolio no daba crédito a lo que estaba viendo cuando, tras
hallar la cámara mortuoria de aquella antigua pirámide inacabada,
abrió la tapa del sarcófago. Era algo inaudito, un hallazgo sorprendente.
Había
dedicado muchos años de estudios, exploración y excavaciones más o
menos afortunadas, hasta que acabó dando con aquella tumba de un
faraón poco conocido. Se trataba de Neferefre de la V dinastía, que
acabó localizando en el extremo sur del yacimiento de Abusir. Y
allí se hallaba, ante él, tal como lo depositaron en su tiempo.
Alrededor; toda aquella cámara, estaba decorada con escenas de su
reinado y numerosos jeroglíficos.
Tenía
que estudiar a fondo todo aquello a ver si encontraba una explicación
de lo que acababa de ver y que le había resultado de lo más
sorprendente.
"Divino
el poder de Neferefre"
Rezaba uno de los jeroglíficos que
adornaban la piedra que formaba el dintel de la puerta secreta.
Afanosamente
se puso a descifrar todos los jeroglíficos en un intento de
descubrir aquel hallazgo insólito
Acabó
descubriendo que fue un faraón de corta vida, de muy poca salud, que
había pasado su vida entre bronquitis y constipados, que en el
palacio habían tenido que poner grandes pebeteros a fin de mantener
una alta temperatura en sus dependencias, puesto que no soportaba el frío y sólo se encontraba a gusto en el cálido desierto. Padecía de
fuertes episodios de tiritonas, sinusitis y estornudos. Y fue en uno
de esos episodios de estornudos en el que, al darse violentamente con
la frente en un friso, se partió la cabeza y falleció.
El
Doctor Arqueolio comprendió entonces la razón por la cual aquella
momia, en lugar de estar envuelta en finas vendas de lino, lo estaba
en gruesas tiras de manta de lana para mantenerlo calentito en la
otra vida.
Y
es que la vida de un faraón, aunque alguien pueda creer que era una
vida muelle, de boato y goces, también estaba sujeta a las
enfermedades y debilidades propias de cualquier ser humano. En pocas
palabras, que el ser faraón no era un momio, aunque se acabara
siendo una momia.
EL JUEVES PRÓXIMO: El fantasma y Doña Pepita
(si no se me ocurre otra cosa)
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