LOS SÁBADOS A LA MONTAÑA
Puede escucharse mientras
se sigue el texto en el
vídeo que figura al final
9
de Mayo
Hoy
es sábado, ¡me encantan los sábados!
Es
el día en que aprovecho para ir a la montaña porque allí se
respira libertad, se refrescan las ideas y veo brotar otras nuevas.
¡me encanta la montaña!
Ya
tengo aquí la mochila y he desayunado, sólo falta preparar los bocatas y salir para la
estación, pero suena exigente la alarma del móvil y lo consulto
con desgana, lo que me faltaría ahora es que alguien me haga perder
el tiempo con un SMS o un WhatsApp, pero era una nota que había programado yo hace tiempo y casi se me
olvida.
-
“Termina de una puñetera vez el estudio” - chilla una voz
metálica, chirriante e irreconocible, pero que resulta ser la mía.
Calculo
que me puede llevar, como mucho, unos cinco minutos. Son sólo dos
líneas y aún falta mucho para la salida del tren y me da tiempo de sobras para todo, así que enciendo
el ordenador, abro la carpeta “Hawkin” y de ella el archivo de
LibreOffice con el nombre de “teoría”, y escribo la conclusión
que ya tenía en mente y que había madurado en los últimos días.
Son dos únicas pero concluyentes líneas, rematando un trabajo de
años y que puede ser una bomba en los medios científicos.
Apago
el ordenador y voy a preparar los bocadillos, pero algo me sorprende. La
oscuridad se ha hecho total en estos cinco minutos, no tengo noticias
de que se fuera a producir un eclipse, pero eso debe ser. Miro el
reloj y son las veintitrés horas y treinta minutos, lo sacudo
pensando en que se ha roto, pero veo el segundero avanzando con su
paso cansino. Pero... ¡si no hace más de una hora que me he
levantado! He perdido el día sin saber cómo, no he podido hacer lo
que tenía previsto y eso me descontrola, yo que soy una persona de
costumbres estrictas y cualquier cosa que se salga de mi
programación, rompe gravemente mis esquemas. Tampoco voy a poder
hacerlo mañana domingo, porque sólo voy a la montaña los sábados
y, porque en mi agenda, ya tengo programado zafarrancho de combate.
Debo adecentar el apartamento, que está como una leonera, porque el
lunes recibo visitas y me da vergüenza de que alguien lo pueda ver
tal como está.
Está
visto que esta semana me quedo sin ir a la montaña, parece que me
hubiera pasado las horas muertas sentado al ordenador, sin darme ni
cuenta, sin sentir el paso de tiempo, sin comer y sin ir al baño;
pero no me extraña mucho, porque otras veces me ha pasado algo por
el estilo, cuando me concentro a fondo en algo.
Sorprendentemente
no lo necesito, aún después de todo un día sin tomar nada, pero me
preparo un café largo de leche con una magdalena y me voy a la cama,
aunque tampoco tengo sueño.
El
viaje de la cocina al dormitorio se me ha hecho interminable, parecía
que nunca se acabaría, ¡si sólo hay diez metros!. Pienso que debo
estar muy cansado; aunque para mí, habituado a largas caminatas por
el monte, se me ha antojado muy largo y pesado, así que me dejo caer
rendido en la cama, sin tan siquiera quitarme las botas. Tan derrengado
he acabado que me he dormido inmediatamente.
10
de Mayo (creo)
Domingo
y día de limpieza. He recogido todas las ropas desperdigadas por
ahí, las llevo a la cocina y pongo una lavadora de blanco, yo me
echo un lingotazo de tinto. Aún me quedará hacer dos más, de
color.
Paso
un paño para el polvo y doy un barrido general. A todo esto me han
entrado ganas de hacer el bocata de media mañana y, mientras
desayuno, me pongo el "concierto para bajo, mandolina y teclas"
de Henzel Nörthen y me relajo un poco.
Reinicio la faena con el mocho de la fregona, lo malo es que me quedo encerrado en un
rincón de la cocina, sin poder dar un paso hasta que se seque, pero
he aprovechado para bosquejar una teoría sobre los agujeros de
gusano; no los de las manzanas, los otros. Esta teoría la tendré
que desarrollar y contrastar, pero promete.
A
todo esto creo que ya toca comer, porque me ha entrado un hambre
canina. Por no perder mucho tiempo, me preparo una ensalada capresse
y un filete de secreto ibérico a la plancha. Tengo que volver a
limpiar la encimera porque me ha quedado perdida de salpicaduras.
Después
de comer, me echo un rato en el sofá a dormir una siesta y me
despierto con nuevos bríos. Pongo la ropa blanca en la secadora y
lleno otra lavadora de color. Mientras acaban, le doy un baldeo a los
azulejos y la mampara del baño y limpio los sanitarios. Me queda por
hacer los armarios de la cocina, que están llenos de salpicaduras y
algún churrete, pero será mientras se hace la siguiente lavadora.
Me
tomo un respiro y un cubata, lo de limpiar el baño es agotador.
Mientras tanto me pongo la "Suite de Danzas de La Vida
Campesina" de François Marceau.
Con
la tercera lavadora, limpio los armarios de la cocina, recojo la
secadora de blanco en los armarios y me tomo otro cubata. Hoy me
estoy pasando; pero es que, entre tanto trabajo, algún homenaje hay
que darse.
Ya
parece que tengo todo a punto, sólo falta que acabe la tercera
secadora, la guarde en el armario y me pongo a preparar la cena;
mientras tanto, me estiro en el sofá y me pongo el último CD que me
regalaron por mi cumpleaños. Es una selección remasterizada de "Los
grandes del rock". Creo que debiera haberme puesto algo más
relajante, pero me habría quedado dormido de lo cansado que estoy.
Mañana agujetas.
Ya
debe ser tiempo de hacer la cena, pero me extraña que aún no se
note el atardecer. Por las ventanas entra un sol radiante y, al
asomarme a la terraza, descubro sorprendido que recién acaba de
alzarse por el Este. El reloj marca las nueve y veinte, así que sólo
ha pasado una hora desde que me he levantado y tengo todo un largo
día por delante; al menos eso creo.
Tengo
todo hecho. Si me quedo ¿Qué voy a hacer?, ¿Aburrirme?, ¿Volver a
ensuciar y desordenar?. ¡Me voy a la montaña!. Si no pudo ser ayer,
lo haré hoy.
Así
que preparo las provisiones, lleno la mochila y llego a la estación en un periquete y con
tiempo más que suficiente para el tren que lleva a la Sierra. Es un
tren de aquellos borregueros, de cercanías, vamos, de los que se
paran en todas las estaciones y van a paso de tortuga. Suelo tardar
hora y media, pero me da la impresión de que le han puesto una
locomotora del AVE, porque en un cuarto de hora ya hemos llegado.
Cargo mi mochila y me pongo en camino hacia los Calares de Arriba;
allí hay buenas vistas, buenas sombras y buenas fuentes, aparte de
que no suele ir nadie que me pueda molestar en mis cavilaciones. Allí
es donde se me han ocurrido las mejores ideas y las teorías más
aventuradas y más novedosas.
La
mañana es fresca y se oye cantar a los pajarillos, todo invita a un
paseo calmo y pausado, y así lo hago, me lo tomo con mucha calma,
disfrutando de la mañana y los paisajes y respirando a pleno pulmón.
Los
Calares están bastante lejos, hay una caminata de unas tres horas a
buen paso, pero en media hora ya he llegado al primer pinar y a la
primera fuente. Echo un buen trago, agachado y metiendo el morro en
el manantial, como hacen los animales y... ¡qué fresquita y qué
rica está!.
El
primer bocadillo me lo tendría que haber comido a medio camino;
pero, con el avance del tren y lo rápido que había hecho el
sendero, creo que es hora de comerlo junto a esta fuente. Veremos de
qué es, veremos si me llevo una sorpresa. ¡Claro que los bocadillos
los he hecho yo mismo!, pero es que los hago todos diferentes y los
envuelvo todos igual, sin rotularlos y sin que se puedan distinguir
entre si. Éste ha sido de lomo con pimientos fritos.
El
día ha transcurrido como cualquier otro sábado, por lo que no vale
la pena que lo describa. Llego finalmente a casa, ceno y me voy a la
cama. Esta vez sí que me cambio de ropa y seguro que voy a dormir
como un tronco porque, entre la limpieza del piso y la excursión,
estoy reventado. Ha sido un día largo e intenso.
11
de Mayo (creo)
He
dormido muy bien y ya estoy a punto de recibir a las visitas.
Acabo
de imprimir el archivo "teoría" de la carpeta "Hawkin"
y lo encuaderno para presentarlo mañana en la Universidad..
¿Que
de qué trata el estudio o la teoría?
Se
titula:
"Elasticidad disruptora en el continuo espacio-tiempo"
Y EL JUEVES QUE VIENE..... ?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se admiten comentarios incluso anónimamente. Lo único es que no se publicarán hasta su filtrado para evitar cosas indeseables para todos.