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miércoles, 27 de septiembre de 2017

Las Notas del Dr. Hexápodus (Preámbulo)

 Divulgación, con algunas notas al pie y extensos anexos, 
de un cuaderno de campo o de notas del Dr. Hexápodus, 
hallado tras su misteriosa desaparición.  Aunque hacia el 
final deviene en un relato de ecoficción, comienza con un 
cierto grado de humor y crítica. Retrata un mundo que  
pudiera no ser tan lejano a nuestro mundo actual, tras 
milenios de deriva y reagrupamiento  continental con
continuos conflictos bélicos.




 LAS NOTAS DEL DOCTOR HEXÁPODUS


DEDICADO A:
Èric da Pratti y los hermanos
Óscar y Greta King Thanna
 autores de:
“Los naturalistas viajeros del ayer”,
“Vuelve la Naturaleza natural” y
“El 200 DR a la luz de la nueva botánica”
por sus obras que tan útiles me
han sido para este trabajo




INDICE
EXORDIO
ANEXOS
1) El calendario
2) Aproximación a la Historia
     2a) Era antigua
     2b) El Imperio
     2c) Revolución
3) Algo sobre Geografía
4) Neoespecies
5) Las medidas
6) Energía y transportes
7) La moneda
8).- Bibliografía(este anexo se publicará al final de las notas)
INTRODUCCIÓN
EL CUADERNO (Las notas propiamente dichas)


EXORDIO
El Dr. Hexápodus; que en realidad se llamaba Inseccio Artrópiez, autor de estas notas, fue un indiscutible maestro en la entomología, como era de esperar, con amplios conocimientos en otros campos científicos y, especialmente en: ornitología, humanística, biología general, zoología y botánica comparada, tanto evolutivas como genómicas. Experto en las nuevas especies producidas en laboratorio en los tiempos del Emperador Altius III, en el llamado “Proyecto Novedulis”.
Según registros de nacimientos de Sandulia-capital, el 30 Caliginoso de 195 DR(1) nace Inseccio Artrópiez, hijo de una familia de docentes de la Universidad Sanduliana
Ambos padres eran reputados profesores de Entomología evolutiva y genómica, lo que explica la elección del nombre de su único hijo y la inclinación de éste por los estudios de sus progenitores y otras muchas ramas de la Biología General.
En aquellos tiempos la actividad docente e investigadora, a fin de recuperar los saberes y tecnologías perdidas en la Revolución, era muy intensa.
Tras estudios primarios y medios; en 213 DR, Inseccio ingresa en la Universidad, realiza estudios en diversas titulaciones y lleva a cabo una expedición a Anubicia, que da lugar a la publicación de su primer libro titulado “El escaralfrente sagrado de Anubicia” en 216 DR y, a raíz de ello, recibe su apodo de Dr. Hexápodus, gracias a la envidia y animadversión de su compañero de aula, Criticio Faltón.
Hasta ese 216 DR, en que da fin a la primera de sus múltiples titulaciones, se dedica exclusivamente al estudio, salvo esa expedición ya mencionada, puesto que la eligió para su Tesis Doctoral. Pero, a raíz de ese momento, su actividad se vuelve frenética. Compagina nuevos estudios con expediciones, publicaciones, clases y conferencias. Todo esto hasta el año 223 DR en que da por acabados los estudios al considerar que ya le bastaba con seis titulaciones, y se dedica a la docencia, a sus expediciones y a la publicación de libros científicos.
Por el año 227 DR, tras la muerte de sus padres, contando con una economía saneada y siendo hombre de pocos gastos, decide dejar sus clases y conferencias para dedicarse exclusivamente a sus investigaciones y sus libros.
Fruto de aquella época fueron, al menos, dos decenas de libros que consiguió publicar, no sin dificultades, y de los que sólo se conservan referencias en tratados de otros autores en diversas disciplinas que pueden consultarse en las referencias bibliográficas del anexo 8, ya que sus libros fueron quemados en una pira de represalia por los poderes fácticos, al sentirse maltratados en ellos por su autor.
Y es que el Dr. Hexápodus no era muy partidario del sistema asambleario para la elección de los gobernantes, por cuanto consideraba que solía dar como resultado la designación de los más mediocres pero más intrigantes, demagogos y manipuladores y no de los más aptos pero menos “políticos”, como se decía en la Edad Antigua. Por eso es que estaba mal visto por las clases dominantes ya que, en sus libros, aunque siempre fiel observante de la ley, no se recataba de publicar abiertamente lo que pensaba.
De aquellos libros aún queda constancia de algunos de sus títulos, pero no de sus contenidos, aunque los títulos dan una idea aproximada de lo que trataban:
El ya mencionado primer libro:
El escaralfrente sagrado de Anubicia
y algunos otros que se citan en otros autores:
Salvemos el Circunmar
El muro impenetrable de Poor Span
El aislamiento y la fauna marsupial de Impel
Especies supervivientes en las ruinas de Imperia

y su última obra publicada de la que se tenga alguna referencia:
A un paso de una Reevolución biológica

Según notas dispersas en archivos personales de algunos que lo conocieron en los años previos a su desaparición; lo describen como un hombre inquieto, de un metro setenta y cinco centímetros de estatura, aproximadamente la media de la población sanduliana. Era de complexión robusta y, aunque no practicaba ningún deporte, no se arredraba en escalar montañas, remar en el Mar Interior o pedalear horas y horas en el transcurso de sus muchas expediciones. De frente despejada, casi hasta la nuca, y la corona capilar que lucía de oreja a oreja pasando por el colodrillo, era ya de un tono entre blanco y rubio claro. Sus ojos eran de un tono azul muy claro, casi acuosos, pero inquisitivos e inquietantes.
Un detalle especial sobre su personalidad es que llevaba muy bien su nombre; y su apodo, aunque le fue adjudicado con total malevolencia, lo asumió como nombre de batalla y así firmaba sus trabajos. Esto nos da una idea de su sentido del humor, a veces desconcertante y poco usual que, además, se reflejaba en sus escritos y en su manera de redactar sus notas.
Alguien escribió que en tiempos lució una poblada barba, pero eso pudo ser fruto de la imposibilidad de afeitarse durante alguna de sus expediciones.
Hoy, tras más de cien años de su desaparición, queremos reivindicar su figura y lo que significó para nuestro mundo actual.
Estas notas; que parecen formar parte de una más amplia colección, desgraciadamente perdida, vienen a ser algo así como un híbrido entre un diario personal y un cuaderno de campo. Aparecieron, afortunadamente, en las ruinas de su casa, bajo un escalón de piedra que daba acceso a la misma; lo que permitió que no fueran alcanzadas por las llamas ni por los cascotes, y ahora nos permiten conocer algo de esta figura puntera de la investigación zoohumanológica, así como algunos de sus sorprendentes descubrimientos.
Lo lamentable es no haber encontrado los cuadernos anteriores al 12 Fructuoso del año 230 del Levantamiento de los Silenciosos, también llamado la 2ª Revolución Mundial, ni posteriores a la última anotación de este cuaderno, aunque hay equipos de investigadores que no pierden la esperanza.
Si estas notas se pueden publicar hoy es por que no hay peligro para los ecosistemas, ya que la Regeneración(2) Ecológica es hoy imparable y todo un éxito que debemos a su discreción, y también porque no hay peligro de desatar una nueva fiebre parecida a la que se dio con el oro, por cuanto los objetos suntuarios carecen de valor frente a los avances científicos, tecnológicos y sociológicos.
Para ampliar o aclarar algunos aspectos y hacerlos comprensibles en todos los países de Earthia, especialente en Abzurdia, se añaden anexos y notas extraídas mayoritariamente de la Breve Enciclopedia Eárthica en su primera edición del 340 después de la Revolución, de sus actualizaciones y de sus apéndices posteriores (que en adelante se indicará BEE act. o ap. XXX DR). En los anexos se incluyen notas aclaratorias sobre unidades de medida y similares para usos docentes y también para facilitar su comprensión a los ciudadanos de Abzurdia que no usan unidades comunes.
Podrá apreciarse que, a partir del 7 Nivoso, las notas escasean porque en general aparecen en el cuaderno informaciones, procesos, técnicas, libros, materiales, etc. tan novedosos y desconocidos que no tienen antecedentes o referencias, ni en la BEE, ni en sus apéndices o actualizaciones. También se aprecia un cambio en el estilo, menos desenfadado, más serio, con que redacta sus notas a partir de 27 Helador. Parece que este viaje marca al Dr. de una manera decisiva hasta el fin de sus días.
El trágico incendio de su casa, en el 12 Faneriano de 250 DR, y su misteriosa desaparición, da lugar a muchas especulaciones. Hay quien cree que fue asesinado y hecho desaparecer su cadáver, porque no se encontraron restos entre los escombros; pero, como tampoco se encontraron restos de su mascota, se barajan otras hipótesis que serán objeto de una nueva obra, en la que se incluirán entrevistas con los descendientes de quienes le conocieron y algún que otro documento gráfico, rescatado en las hemerotecas y de los archivos de El Vocero Matinal de Sandulia.
Podría opinarse que la extensión de los anexos supera la del texto original del Dr. Hexápodus; pero para aquellos que no estén familiarizados con la Historia de los últimos milenios, hemos incluido el Anexo 2 así como otros anexos que pueden ser de utilidad, y la redacción ha optado por intercalar algunas notas aclaratorias a lo largo del texto. No obstante, si alguien lo prefiere así, puede leer el texto de un tirón sin detenerse en las notas ni consultar los anexos, aunque no se garantiza a todos el entendimiento de algunos conceptos históricos, geográficos, etc.
Al contrario de lo que suele hacerse habitualmente, publicaremos en primer lugar los anexos, para que puedan situarse en el lugar, en el tiempo y en la historia y, finalmente, se incluyen las notas del Doctor. Pueden saltarse los anexos e ir directamente a las notas o echar previamente un vistazo a los anexos para refrescar conceptos y conocimientos.

 NOTAS AL PIE
(1) 14 de Noviembre de 195 después de la Revolución, según Calendario Republicano. A partir de ahora se omitirá la conversión, remitimos al lector a la BEE (Breve Enciclopedia Earthica), al anexo 1 o a cualquier otro libro de consulta.

(2) Ver Anexo 2, año 1015 I "La reacción de los científicos contra la Novedulis"




miércoles, 20 de septiembre de 2017

Los sábados a la montaña


LOS SÁBADOS A LA MONTAÑA


Puede escucharse mientras 
se sigue el texto en el 
vídeo que figura al final

 
9 de Mayo
Hoy es sábado, ¡me encantan los sábados!
Es el día en que aprovecho para ir a la montaña porque allí se respira libertad, se refrescan las ideas y veo brotar otras nuevas. ¡me encanta la montaña!
Ya tengo aquí la mochila y he desayunado, sólo falta preparar los bocatas y salir para la estación, pero suena exigente la alarma del móvil y lo consulto con desgana, lo que me faltaría ahora es que alguien me haga perder el tiempo con un SMS o un WhatsApp, pero era una nota que había programado yo hace tiempo y casi se me olvida.
- “Termina de una puñetera vez el estudio” - chilla una voz metálica, chirriante e irreconocible, pero que resulta ser la mía.
Calculo que me puede llevar, como mucho, unos cinco minutos. Son sólo dos líneas y aún falta mucho para la salida del tren y me da tiempo de sobras para todo, así que enciendo el ordenador, abro la carpeta “Hawkin” y de ella el archivo de LibreOffice con el nombre de “teoría”, y escribo la conclusión que ya tenía en mente y que había madurado en los últimos días. Son dos únicas pero concluyentes líneas, rematando un trabajo de años y que puede ser una bomba en los medios científicos.
Apago el ordenador y voy a preparar los bocadillos, pero algo me sorprende. La oscuridad se ha hecho total en estos cinco minutos, no tengo noticias de que se fuera a producir un eclipse, pero eso debe ser. Miro el reloj y son las veintitrés horas y treinta minutos, lo sacudo pensando en que se ha roto, pero veo el segundero avanzando con su paso cansino. Pero... ¡si no hace más de una hora que me he levantado! He perdido el día sin saber cómo, no he podido hacer lo que tenía previsto y eso me descontrola, yo que soy una persona de costumbres estrictas y cualquier cosa que se salga de mi programación, rompe gravemente mis esquemas. Tampoco voy a poder hacerlo mañana domingo, porque sólo voy a la montaña los sábados y, porque en mi agenda, ya tengo programado zafarrancho de combate. Debo adecentar el apartamento, que está como una leonera, porque el lunes recibo visitas y me da vergüenza de que alguien lo pueda ver tal como está.
Está visto que esta semana me quedo sin ir a la montaña, parece que me hubiera pasado las horas muertas sentado al ordenador, sin darme ni cuenta, sin sentir el paso de tiempo, sin comer y sin ir al baño; pero no me extraña mucho, porque otras veces me ha pasado algo por el estilo, cuando me concentro a fondo en algo.
Sorprendentemente no lo necesito, aún después de todo un día sin tomar nada, pero me preparo un café largo de leche con una magdalena y me voy a la cama, aunque tampoco tengo sueño.
El viaje de la cocina al dormitorio se me ha hecho interminable, parecía que nunca se acabaría, ¡si sólo hay diez metros!. Pienso que debo estar muy cansado; aunque para mí, habituado a largas caminatas por el monte, se me ha antojado muy largo y pesado, así que me dejo caer rendido en la cama, sin tan siquiera quitarme las botas. Tan derrengado he acabado que me he dormido inmediatamente.

10 de Mayo (creo)
Domingo y día de limpieza. He recogido todas las ropas desperdigadas por ahí, las llevo a la cocina y pongo una lavadora de blanco, yo me echo un lingotazo de tinto. Aún me quedará hacer dos más, de color.
Paso un paño para el polvo y doy un barrido general. A todo esto me han entrado ganas de hacer el bocata de media mañana y, mientras desayuno, me pongo el "concierto para bajo, mandolina y teclas" de Henzel Nörthen y me relajo un poco.
Reinicio la faena con el mocho de la fregona, lo malo es que me quedo encerrado en un rincón de la cocina, sin poder dar un paso hasta que se seque, pero he aprovechado para bosquejar una teoría sobre los agujeros de gusano; no los de las manzanas, los otros. Esta teoría la tendré que desarrollar y contrastar, pero promete.
A todo esto creo que ya toca comer, porque me ha entrado un hambre canina. Por no perder mucho tiempo, me preparo una ensalada capresse y un filete de secreto ibérico a la plancha. Tengo que volver a limpiar la encimera porque me ha quedado perdida de salpicaduras.
Después de comer, me echo un rato en el sofá a dormir una siesta y me despierto con nuevos bríos. Pongo la ropa blanca en la secadora y lleno otra lavadora de color. Mientras acaban, le doy un baldeo a los azulejos y la mampara del baño y limpio los sanitarios. Me queda por hacer los armarios de la cocina, que están llenos de salpicaduras y algún churrete, pero será mientras se hace la siguiente lavadora.
Me tomo un respiro y un cubata, lo de limpiar el baño es agotador. Mientras tanto me pongo la "Suite de Danzas de La Vida Campesina" de François Marceau.
Con la tercera lavadora, limpio los armarios de la cocina, recojo la secadora de blanco en los armarios y me tomo otro cubata. Hoy me estoy pasando; pero es que, entre tanto trabajo, algún homenaje hay que darse.
Ya parece que tengo todo a punto, sólo falta que acabe la tercera secadora, la guarde en el armario y me pongo a preparar la cena; mientras tanto, me estiro en el sofá y me pongo el último CD que me regalaron por mi cumpleaños. Es una selección remasterizada de "Los grandes del rock". Creo que debiera haberme puesto algo más relajante, pero me habría quedado dormido de lo cansado que estoy. Mañana agujetas.
Ya debe ser tiempo de hacer la cena, pero me extraña que aún no se note el atardecer. Por las ventanas entra un sol radiante y, al asomarme a la terraza, descubro sorprendido que recién acaba de alzarse por el Este. El reloj marca las nueve y veinte, así que sólo ha pasado una hora desde que me he levantado y tengo todo un largo día por delante; al menos eso creo.
Tengo todo hecho. Si me quedo ¿Qué voy a hacer?, ¿Aburrirme?, ¿Volver a ensuciar y desordenar?. ¡Me voy a la montaña!. Si no pudo ser ayer, lo haré hoy.
Así que preparo las provisiones, lleno la mochila y llego a la estación en un periquete y con tiempo más que suficiente para el tren que lleva a la Sierra. Es un tren de aquellos borregueros, de cercanías, vamos, de los que se paran en todas las estaciones y van a paso de tortuga. Suelo tardar hora y media, pero me da la impresión de que le han puesto una locomotora del AVE, porque en un cuarto de hora ya hemos llegado. Cargo mi mochila y me pongo en camino hacia los Calares de Arriba; allí hay buenas vistas, buenas sombras y buenas fuentes, aparte de que no suele ir nadie que me pueda molestar en mis cavilaciones. Allí es donde se me han ocurrido las mejores ideas y las teorías más aventuradas y más novedosas.
La mañana es fresca y se oye cantar a los pajarillos, todo invita a un paseo calmo y pausado, y así lo hago, me lo tomo con mucha calma, disfrutando de la mañana y los paisajes y respirando a pleno pulmón.
Los Calares están bastante lejos, hay una caminata de unas tres horas a buen paso, pero en media hora ya he llegado al primer pinar y a la primera fuente. Echo un buen trago, agachado y metiendo el morro en el manantial, como hacen los animales y... ¡qué fresquita y qué rica está!.
El primer bocadillo me lo tendría que haber comido a medio camino; pero, con el avance del tren y lo rápido que había hecho el sendero, creo que es hora de comerlo junto a esta fuente. Veremos de qué es, veremos si me llevo una sorpresa. ¡Claro que los bocadillos los he hecho yo mismo!, pero es que los hago todos diferentes y los envuelvo todos igual, sin rotularlos y sin que se puedan distinguir entre si. Éste ha sido de lomo con pimientos fritos.
El día ha transcurrido como cualquier otro sábado, por lo que no vale la pena que lo describa. Llego finalmente a casa, ceno y me voy a la cama. Esta vez sí que me cambio de ropa y seguro que voy a dormir como un tronco porque, entre la limpieza del piso y la excursión, estoy reventado. Ha sido un día largo e intenso.

11 de Mayo (creo)
He dormido muy bien y ya estoy a punto de recibir a las visitas.
Acabo de imprimir el archivo "teoría" de la carpeta "Hawkin" y lo encuaderno para presentarlo mañana en la Universidad..
¿Que de qué trata el estudio o la teoría?
Se titula:
"Elasticidad disruptora en el continuo espacio-tiempo"



Y EL JUEVES QUE VIENE..... ?

miércoles, 13 de septiembre de 2017

La noche en que la Luna no quiso salir


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vídeo que figura al final



Luna estaba celosa, y es que se sentía despreciada, depreciada y menospreciada.
El Sol era tan radiante y tan grande que todo le lucía; pero ella, ni siquiera tenía luz propia, era mucho más pequeña que La Tierra y, además, no siempre le lucían las cosas, llegando momentos en que; menguando y menguando, no le lucía nada absolutamente.
Cuando salía el Sol, todo se ponía en marcha, la gente salía, incluso los había que se tumbaban en las playas para tomarlo. En cambio, cuando ella salía; la gente, salvo algunos poetas, románticos y algunas parejas de enamorados, no reparaban en su presencia y se iban a dormir, no le hacían caso ni la apreciaban, pese a que se esforzaba en cambiar de aspecto para no ser tan aburrida como el Sol, tan redondo y brillante como siempre. Ella procuraba hacer más amena y variada su presencia, pero ni por esas.
Por eso, y por hacer la puñeta, se colocaba a veces delante del Sol y lo tapaba por hacerse notar, pero ni aún así. Lo único que conseguía era que la gente, provista de cualquier objeto ahumado o gafas de soldador, se agolpara para ver el espectáculo; pero no para verla a ella, sino para ver al Sol desaparecer y reaparecer, para ver la raja de melón a que quedaba reducido o el brillante anillo, un anillo único y espectacular, pero la Luna se sentía marginada e ignorada.
Otra cosa que le molestaba sobremanera era la cantidad de basura que le habían ido dejando los humanos en aquellos locos cacharros: Primero satélites de un satélite, ¡Que ya es decir!, luego robots y finalmente módulos lunares. Aparte de dejarle su virgen superficie perdida de chatarra, habían dejado las huellas de sus zapatones; unas huellas que no desaparecerían en siglos hasta volver a quedar su superficie tan limpia, lisa y cuidada como ella había tratado de mantenerla a lo largo de los siglos. Además se habían llevado cantidad de su epidermis, a lo que ellos llamaban muestras, y eso escocía. ¡A ver si eran capaces de hacerle lo mismo al Sol!
Pero lo que más le molestaba es que habían puesto en órbita terrestre un enjambre de cacharros ridículamente enanos, a los que llamaban satélites, cuando ella era el único satélite auténtico y digno de ser llamado así.
También le molestó, aunque menos, que fueran montando una estructura orbital; enorme para ellos, pero diminuta para ella, en un intento de suplantarla.
Ella; que daba luz a sus noches, que fijaba los ciclos naturales, que movía las mareas y la inspiración de los poetas, se sentía minusvalorada; así que, una noche, decidió no aparecer.
Enseguida: los observatorios astronómicos, astrofísicos, los poetas y los enamorados, dieron la voz de alarma.
- ¡La Luna ha desaparecido!
Los mares, sin el influjo de la luna, alcanzaron un nivel de equilibrio estable, convirtiendo playas en desiertos de arena, e inundando otras zonas costeras. Los ciclos biológicos, tanto de la flora como de la fauna, se vieron alterados, cuando no frenados.
Los poetas se quedaron sin una musa que les inspirara y, a lo sumo, escribían dolientes versos de añoranza y ausencia. Los enamorados se tenían que arrullar a la luz de una farola, los hombres-lobo desaparecieron y las balas de plata acabaron fundiéndose para fabricar pulseras, collares o pendientes.
La Vía Láctea y las constelaciones podían verse claramente todas las noches, puesto que el plenilunio ya no las velaba, pero aquello les hacía perder encanto e interés pues todas las noches se veían igual, siempre igual, como el aburrido Sol.
Un clamor popular se había elevado, pidiendo explicaciones: Unos acusaban, como suele pasar: al Gobierno, otros a la falta de fe y al ateísmo galopante, otros a los científicos, a la investigación en la física de altas energías y al Gran Colisionador de Hadrones de Ginebra, otros a la carrera espacial...
De todos modos, se había alcanzado un nuevo equilibrio y ya se había comenzado una nueva era sin Luna, a la que la gente comenzaba a adaptarse.
Alguien cayó en la cuenta de que los grandes meteoritos que la Luna se encargaba de capturar y que le daban aquel aspecto de adolescente con acné, acabarían cayendo a la Tierra irremisiblemente y que podría acabar quedando con el mismo aspecto que su desaparecido satélite.
Las mentes pensantes se pusieron a la tarea con el objeto de descubrir las causas de su desaparición y los mecanismos necesarios para hacerla regresar. Todos los observatorios astrofísicos se pusieron a buscar a dónde podía haber ido a parar y buscaron entre las lunas de Marte, pero no estaba junto a Deimos y Phobos, tampoco en el cinturón de asteroides, ni cerca de los satélites jovianos. Buscaron cerca de: Ío, Ganímedes, Europa, Calisto y hasta el satélite de Plutón, Caronte, el más grande del sistema, pero sin resultados.
Alrededor de este movimiento científico había nacido una floreciente y activa afición a la astronomía y, más concretamente la selenofilia. Todos los documentos gráficos de cuando la Luna se enseñoreaba de los cielos nocturnos alcanzaron altas cotizaciones: Cuadros, fotos, vídeos... Y las muestras lunares alcanzaron precios astronómicos e, incluso, se saquearon los museos que las albergaban.
La Luna, que no es tonta, que sabe más por vieja que por satélite, se dio cuenta de que la buscaban y que estaba de moda; así que decidió dejarse caer nuevamente por su órbita, y hacerlo en fase de plenilunio para dar más relevancia y espectacularidad a su vuelta a la escena.
Fue acogida con vítores, bandas, discursos, fiestas, versos encendidos y farolillos, pero lo que no había pensado la Luna ni sus incondicionales fue el efecto que su súbita aparición iba a provocar en la rotación de La Tierra, la precesión de los equinoccios, la deriva del polo magnético, la inestabilidad sísmica, las mareas, el clima...
Pero mejor es no contarlo; es preferible no ahondar en ciertas cosas dolorosas y traumáticas porque, con el tiempo, se volvió a alcanzar un equilibrio satisfactorio y La Tierra volvió a ser casi lo que antes había sido.
Lo que sí hay que resaltar es que la Luna estaba más que satisfecha por el interés despertado y por el recibimiento, aunque nunca fue consciente de que se la culpaba, y no injustamente, de los destrozos provocados en su marcha y a su regreso.





Y EL PRÓXIMO JUEVES... YA VEREMOS