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jueves, 14 de mayo de 2015

Cinco lobitos

Otro "cantocuento", como yo he bautizado a esto. Una canción infantil transformada en cuento acompañada por un soneto.








CINCO LOBITOS

Puede escucharse mientras 
se sigue el texto en el 

vídeo que figura al pie


Mamá loba estaba más que harta. Aquella camada le había salido muy revolucionada y no se conformaban con corretear por el bosque, alrededor de la madriguera, y mordisquearse las orejas unos a otros. No dejaban un mueble quieto, volcaban los floreros, y lo peor es que no la dejaban en paz cuando hacía limpieza.
 Había puesto en práctica diversas artimañas para librarse de ellos cuando barría el suelo, porque era una locura la que tenían con el barrido. Tan pronto comenzaba a barrer ya tenía a los cinco correteando entre sus patas y persiguiendo a la escoba, mordían las barbas del plumero y, a veces llegaban a arrancarlas, por lo que tenía que buscarse una escoba nueva.  De paso esparcían los montoncitos de tierra, hojas y pelusas que no había tenido tiempo de recoger y ¡de nuevo a barrer todo!
Aquello era insoportable. Ya hemos dicho que mamá loba había intentado diversos trucos: barrer cuando estaban durmiendo, hacerlo cuando estaban jugando lejos del cubil, también cuando estaban viendo en la tele el programa “humania” de “Canis Felinez del Venero”, encerrarlos en el baño o la cocina,… pero todo era inútil; parecía como si tuvieran un sexto sentido y se despertaban de inmediato, apagaban la tele, regresaban de súbito de sus juegos o se escapaban de cualquier encierro, para volver a perseguir a la escoba de turno y no dejar parar a su madre que no hacía más que gruñir y gruñir.
Aquella situación no podía seguir, la madriguera estaba hecha una casa de humanos, sin limpiar durante tantos días, así que se decidió a encargar algo que había visto en la tele en un anuncio de “De compras desde su cubil” y a los dos días del pedido llegó un gran paquete.
Los cinco la rodearon cuando abría el paquete, pensando que eran nuevas escobas a las que perseguir, pero quedaron defraudados al ver una cosa cuadrada con una manguera y un cable y se fueron a jugar.
Mamá loba enchufó el aparato aquél, que comenzó a hacer un sonido parecido al aullido de papá lobo, por lo que los lobitos no se acercaron temiendo recibir una reprimenda. Se puso a pasar el aspirador, porque eso era lo que había comprado, y todo quedó tan limpio como nunca había estado.
Desde entonces mamá loba fue feliz con su aspirador y ya no tuvo que preocuparse por los lobitos cuando se ponía a limpiar.
¿Y qué pasó con la escoba?. Pues que mamá loba se la dejó a los lobitos para que jugaran y, si querían, que la destrozaran; pero como no se movía dejó de atraerles y la dejaron en paz, sana y salva. Los lobitos se dedicaron a los juegos de entretenimiento para la caza, tal como debe hacer cualquier lobito bien educado, para llegar a ser un lobo adulto de provecho. 
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado. 


CINCO LOBITOS

Los lobitos son cinco, que la loba
mantiene y no les falta su tetica.
Todos disfrutan de la leche rica,
pero disfrutan más tras de la escoba.

A mantener bien limpia hasta su alcoba
Mamá Loba se esfuerza y se dedica,
cada vez que a barrer ella se aplica
va la camada y su paciencia roba.

Lo cierto es que la pobre está muy harta;
cuando barre las hojas o pelusas,
de los cinco, ninguno se le aparta,

aunque lecciones o castigo imparta,
les engañe con tretas y hasta excusas
o les prepare dulces o una tarta.








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